13 de abril de 2011

Compañía General de Impresores y Libreros del Reino

Compañía 3

C/. San Bernardo, 82

La mayoría de los libros utilizados en España desde la invención de la imprenta, (Lauren Janszoom Coster 1440, Pamfilo Castaldi 1444, Gutenberg 1450 ), hasta el siglo XVI, fueron libros importados preferentemente de Italia, Francia y Alemania. Las imprentas españolas eran pequeñas, modestas oficinas con un pequeño número de prensas y de obreros que no podían competir con las grandes imprentas del exterior.
Desde tiempos de Felipe II venían imprimiéndose en Amberes, hasta que en 1717 Felipe V mandó “que se estableciera en España una imprenta de libros sagrados que aventajasen a la de Amberes para que los beneficios de la impresión quedaran en España y no salieran al extranjero tantos caudales”. Ante el mandato real, los jerónimos de El Escorial, que no se resignaban a perder los beneficios económicos que les reportaba el privilegio concedido por Felipe II de imprimir estos libros, se comprometían a adquirir los libros de la Compañía, a condición de que ésta se obligara a pasar los pliegos, antes de su impresión, al Comisario General de la Cruzada para su aprobación.

Luego que se juntaron los impresores, y mercaderes de libros de Madrid, tomaron la laudable determinación de formar una compañía, por la cual se facilitase el caudal necesario para hacer impresiones en el Reyno y privar a los extranjeros en parte de las muchas ganancias que sacaban con las que nos introducían para nuestros uso”.

Así nace en 1758 la Compañía de Mercaderes de Libros de la Corte, que con el objetivo principal de hacerse cargo de la impresión de los libros de rezo en España, absorbe a las comunidades religiosas, llamadas “manos muertas”, como la Hermandad de Mercaderes de San Jerónimo, que agrupaba a encuadernadores y libreros, y la de San Juan Evangelista, que agrupaba a los impresores. Ya en 1763, bajo el patrocinio de Carlos III, cede su lugar a la Real Compañía de Impresores y Libreros del Reino. "En esta compañía se admitirán á todos los impresores y mercaderes de libros de estos Reynos, que tengan imprenta propia, y tienda pública de libros...".

La Compañía se organizó como una sociedad por acciones, cuya unidad costaba 1.500 reales. Estaba gobernada por cinco directores: Antonio Sanz, Francisco Manuel de Mena, Alfonso Martín de la Higuera, Manuel López de Bustamante y Francisco Fernández, y constaba de ochenta miembros entre mercaderes, libreros, impresores y encuadernadores. Su finalidad era fomentar el comercio nacional de libros, emplear papel, tinta y letras fabricados en el reino, encargar la apertura de láminas a abridores españoles, y evitar el fraude de libreros desaprensivos. En 1787 obtuvieron la autorización real para montar un taller propio en el que podían imprimir. El país se había librado de la servidumbre de la importación, única forma de suministro hasta la segunda mitad del siglo XVIII.

Fuentes: "Madrid Villa y Corte" de Pedro Montoliú Camps, "Urbanity", "Postales Antiguas de Madrid" de Ediciones La Librería, "La Ilustración Española y Americana", "Ayuntamiento de Madrid", "Archivo Histórico Regional", "Viejo Madrid", "Sociedad Española de Librería", "Museo Municipal de Madrid".
M@driz hacia arriba© 2011 | Manuel Romo

4 de abril de 2011

Palacio de la Condesa de Guevara


En la parte oeste de la entonces Ronda de Santa Bárbara, hoy calle de Sagasta, construyó Ventura Rodríguez en 1768, frente al convento de Santa Bárbara, también desaparecido, y por mandato de Carlos III, un establecimiento para matadero de cerdos y saladero de tocino. El inmueble se transformó en 1831 en penitenciaría, constituyendo el primer establecimiento penitenciario de Madrid, a instancias de la autoridad municipal, pues en el que existía en el Plaza de la Villa (Cárcel de la Villa), ya no cabían los reclusos. 

En 1833 fueron trasladados los reos a esta nueva Cárcel del Saladero, nombre que fue tomado del establecimiento anterior. En 1848 al haberse incrementado la población penal de este presidio, de la entonces llamada Plazuela de Santa Bárbara, con presidiarios de la Cárcel de Corte, más los que ya existían procedentes de la Cárcel de la Villa y la de Jóvenes, la Cárcel del Saladero quedó pequeña y obsoleta y hubo que pensar en otro establecimiento de mayores dimensiones. 

Fernández de los Ríos describió este establecimiento como un “edificio lóbrego, oscuro, tenebroso, de estrechos corredores e inconvenientes habitaciones, donde viven confundidos los acusados de delitos leves, con los sospechosos de crímenes más atroces, los sentenciados en espera de ir a su destino, con los que tienen en sumario su proceso”

Cuando en 1884 fue inaugurada la Cárcel Modelo al final de la calle de la Princesa, en la plaza de la Moncloa, fue desalojado el antiguo presidio de el Saladero y finalmente derribado en 1888. En el espacio que quedó vacío, se levantó en 1920, un nuevo edificio neobarroco,(torreones, rejerías, balconadas), obra del arquitecto Joaquín Pla Laporta, el Palacio de la Condesa de Guevara, el cual es ahora propiedad de una entidad bancaria. 


Fuentes: "Madrid Villa y Corte" de Pedro Montoliú Camps, "Urbanity", "Postales Antiguas de Madrid" de Ediciones La Librería, "La Ilustración Española y Americana", "Ayuntamiento de Madrid", "Archivo Histórico Regional", "Viejo Madrid", "Sociedad Española de Librería", "Museo Municipal de Madrid".
M@driz hacia arriba© 2006 | Manuel Romo

27 de marzo de 2011

Casa Matesanz


Gran Vía, 27

Entre 1919 y 1923, la firma comercial Casa Matesanz, construyó en el recién estrenado segundo tramo de la Gran Vía, un edificio para su nueva sede, pues anteriormente estaba situada en la calle Mayor número 4, y así poder dar cabida a una especie de centro comercial, al estilo norteamericano, que a su vez albergara en su interior, además de tiendas, dependencias más amplias para despachos y oficinas.


Casa Matesanz no dudó en encargar el proyecto al arquitecto pontevedrés Antonio Palacios Ramilo, que resolvió su diseño y construcción para esta obra civil, influenciado por la escuela arquitectónica de Chicago.
La fachada está provista de miradores acristalados, reminiscencias de su tierra gallega, separados por pilastras de enormes proporciones que soportan en su parte superior arcos de medio punto, resolviendo con acierto los ángulos del edificio al utilizar los nuevos materiales de la época y combinándolos bajo un concepto monumentalista, sin caer en el eclecticismo, y rematando todo el conjunto con dos torreones decorativos. 

Almacenes Quiros Gran via



La distribución interior la realiza en torno a un medianamente amplio patio central, de estructura metálica y de cristal, que permite disponer de dicho espacio de una manera funcional y muy bien aprovechada.
En los bajos de este edificio, estuvo ubicado el establecimiento Almacenes Quirós, que fue el antecesor de lo que después sería la firma Cortefiel y cuyo fundador, Felipe García Quirós, emigrante en Cuba, fundó su propio establecimiento primero en la calle Conde de Romanones, posteriormente en la calle de Preciados y por último en la avenida Pi y Margall, actual Gran Vía.


M@driz hacia arriba© 2011 | Manuel Romo

21 de marzo de 2011

Gran Vía


Caballero de Gracia-Gran Vía 

Alternativa, Analítica, Apabullante, Aburrida, Acogedora, Anfitriona, Alienante, Anónima, Abuela, Atronadora, Argumental, Asesina, Agraz, Atrevida, Audaz, Altanera, Avanzada, Aguerrida, Apremiante, Ácrata, Bonita, Bestial, Burocrática, Bella, Bucólica, Bárbara, Bombardeada,Cambiante, Capaz, Capitalista, Casposa, Cómplice, Centenaria.
  Colectiva, Comercial, Compleja, Conceptual, Caduca, Contaminante, Contemporánea, Cosmopolita, Culta, Curiosa, Curativa, Caritativa, Dicharachera, Depredadora, Descarada, Desconocida, Desenvuelta, Desorganizada, Distinta, Dura, Difamante, Digna, Doméstica, Entusiasta, Elegante, Exhibicionista, Energúmena, Exclusiva, Espiritual,Experimental, Elocuente, Expositiva, Ecléctica, Estirada, Franquista, Farragosa, Furibunda, Feliz, Fidedigna, Facilona, Germinal.

Gran Vía-Clavel

Gerontocrática, Galante, Generosa, Guapa, Gravosa, Histórica, Hortera, Homófoba, Hogareña, Hermosa, Herética, Imaginativa, Impenetrable, Indiscreta, Íntegra, Iracunda, Insomne, Instrumental, Integral,Impúdica, Indecente, Ilusa, Incólume, Laboratorio, Libre, Ligona, Lúcida, Lumpen, Lenguaraz, Luminosa, Loca, Lerda, Lucida, Longeva, Lúbrica, Lista, Lenta, Lamentable, Mecánica, Metódica, Micronación.

 Gran Vía-Pza. Callao

Multirracial, Micropaís, Moderna, Multinacional, Mimada, Matadora, Melancólica, Mirona, Múltiple, Natural, Nítida, Nodriza, Nuestra, Nerviosa, Núbil, Nominada, Observatorio, Onerosa, Obsoleta, Orgullosa, Oportuna, Oficial, Prostituible, Pacata, Principesca, Pedigüeña, Picante, Pasarela, Paranormal, Pensante, Postfranquista, Pragmática, Provinciana, Pura, Radiante, Radical, Real, Reciclada.
Ruidosa, Religiosa, Revolucionaria, Simbólica, Simple, Soñadora, Sin fronteras, Sobrenatural, Social, Teatral, Temporal, Totalizadora, Tóxica, Tradicional, Tirana, Total, Urbanita, Ufana, Ululante, Ulterior, Ultra, Ultrajada, Única, Universal, Vacacional, Veloz, Venturosa, Vituperada, Visionaria, Vital, Vulgar, Gran Vía.

M@driz hacia arriba© 2011 | Manuel Romo

12 de marzo de 2011

Arco de Cuchilleros


Cuchilleros1 1919 Cuchilleros2

Esta arcada es quizás la más conocida de los nueve accesos de que consta la Plaza Mayor. Su considerable altura se debe al importante desnivel existente que debe de librar entre el plano de la misma plaza y el de la Cava de San Miguel.
El Arco de Cuchilleros forma parte de la obra del insigne arquitecto Juan de Villanueva, quien tras el desafortunado incendio que redujo a cenizas la plaza en 1790, excepto la Casa de la Panadería, recibió el encargo de su reconstrucción organizando un espacio completamente cerrado y habilitando una serie de arcadas para su acceso.

Cuchilleros7 1950 Cuchilleros8

El origen del nombre de este arco, Cuchilleros, se debe a que da acceso a la plaza desde la calle del mismo nombre, y ésta a su vez llamada así porque era la calle en la que antiguamente se ubicaban los talleres del gremio de cuchilleros y espaderos, que tenían como una de sus finalidades suministrar sus productos a las entonces numerosas carnicerías establecidas en la Plaza Mayor. 
La mayoría de las viviendas que circundan el arco, conservan la originalidad del siglo XVII, prueba de ello es el zócalo en piedra berroqueña, las fachadas con gruesos muros de ladrillos, las ventanas con rejerías y las balconadas de hierro forjado. Es obligatorio hacer observar las seis alturas de algunas de estas edificaciones, que originariamente era de ocho plantas, algo inusual en la época, y que fueron rebajadas a su altura actual tras la reforma de Villanueva.

Cuchilleros9 1961 Cuchilleros10

Cómo no, es obligado también hacer referencia a los numerosos y característicos mesones que se ubican en los aledaños del arco y que no son ni más ni menos que los sucesores más o menos directos de los bodegones, tabernas y hosterías que ya poblaban por entonces esta típica zona del Madrid de los Austrias.

Casa Botín1 1887

Una prueba de la solera de la zona, es que prácticamente a los pies del Arco de Cuchilleros, persiste desde 1725 “el restaurante más antiguo del mundo”, Casa Botín,...pero esa es otra historia.

Fuentes: "Madrid Villa y Corte" de Pedro Montoliú Camps, "Urbanity", "Postales Antiguas de Madrid" de Ediciones La Librería, "La Ilustración Española y Americana", "Ayuntamiento de Madrid", "Archivo Histórico Regional", "Viejo Madrid", "Sociedad Española de Librería", "Museo Municipal de Madrid".
Madrid hacia arriba© 2011 | Manuel Romo