Mostrando entradas con la etiqueta Estanques. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Estanques. Mostrar todas las entradas

8 de mayo de 2012

Parque del Retiro


J.A.Colmenar s.XVIII

El Parque del Retiro fue una iniciativa del conde duque de Olivares que para llevarla a cabo, hizo que el Ayuntamiento costeara un lujoso complejo ajardinado como parque palaciego, donde el rey Felipe IV se pudiera divertir. 


El complejo se levantaría sobre una extensión de 145 hectáreas, terrenos cedidos a Gaspar de Guzmán y Pimentel por el duque de Fernán Núñez, junto al monasterio de los Jerónimos y relativamente cercanos al Real Alcázar. 


Dicen que fue llevado a cabo por más de mil trabajadores, bajo la supervisión de los arquitectos Giovanni Battista Crescenzi (1577-1635) y el albaceteño Alonso Carbonell (1583-1660). 


En dichos terrenos se levantó un palacio para el rey, que lo habitó desde 1632, un teatro, la Leonera, el Salón de Reinos, la Pajarera de aves exóticas, la Plaza grande (1635), el Casón o Salón de Baile (1637), el Coliseo (1639), el Estanque de las campanillas, etc. 


En 1643 todo el conjunto quedó terminado. Pero durante los sucesivos reinados fue engrandecido con el Parterre, la Real Fábrica de Porcelana, el Observatorio Astronómico, la Casita del Pescador, la del Contrabandista, la Montaña Artificial, el Palacio de Cristal y el de Velázquez. 


Lo completaron con avenidas y paseos como el de las Estatuas, con fuentes como la de los Galápagos, la de la Alcachofa y la de El Ángel Caído, con jardines y rosaledas como la de Cecilio Rodríguez. 


Con un Quiosco para representaciones musicales, riachuelos artificiales y varias ermitas comunicadas, a través de la Ría chica y la Ría grande, con el Estanque Grande (1633), donde los nobles contemplaban naumaquias o batallas navales y donde podían pasear en una de las doce góndolas adornadas de oro y plata, enviadas desde Nápoles por el duque de Medina de las Torres o en la embarcación que, dicen, decoró Zurbarán. 


A pesar del delirio de fastuosidad, por su mala construcción, fue considerada en la época una obra “deslabazada y cuartelera”. Su construcción obligó a subir desmesuradamente los impuestos a los madrileños y tan escandalosa fue la subida de tributos, que la población decreció tanto, que tuvieron que bajar los presupuestos para la explotación de las riquezas de América y los dedicados al ejército. 


Fuente: "Madrid Villa y Corte" de Pedro Montoliú Camps.
M@driz hacia arriba©2006 | Manuel Romo