23 de septiembre de 2010

Parque del Oeste

Está situado entre la carretera de La Coruña, la Ciudad Universitaria, Puente de los Franceses y el Barrio de Argüelles. Es el primer parque público creado como tal en la Villa de Madrid. Se comenzó su construcción en 1893, tras la expropiación del Real Sitio de la Florida por el Estado de la República y quedó inaugurado en 1905.
El autor del proyecto fue el Director de Jardines y Plantíos del Ayuntamiento de Madrid e ingeniero agrónomo, D. Celedonio Rodrigáñez y Vallejo, sucediéndole a su jubilación en 1910, su ayudante y también paisajista, Cecilio Rodríguez, Jardinero Mayor del Ayuntamiento de Madrid.

En 1906, siendo alcalde de Madrid, don Alberto Aguilera, se solicitó el trazado de un lugar para el paseo y descanso de los madrileños, en los terrenos que antiguamente ocupaba el principal vertedero de basuras de la ciudad, dando inició a una segunda fase, añadiendo 3 hectáreas y finalizándose ésta en 1914.
Es uno de los espacios verdes más importante de Madrid. Actualmente, tiene una superficie de 98,60 hectáreas, en su mayor parte ajardinadas, con gran variedad de coníferas, cedros del Líbano, chopos, tilos y hayas.
  
El parque cuenta con lugares tan singulares como la Escuela de Cerámica, fundada en 1911 por Francisco Alcántara. La Rosaleda, con 15.000 metros cuadrados.
El Templo de Debod, templo egipcio del siglo II a.C. regalo del Gobierno de Egipto por la colaboración española en la construcción de la presa de Assuán y emplazado en el mismo lugar donde se encontraba el Cuartel de la Montaña, famoso por los sucesos de 1936, cuando fue asaltado por los madrileños en busca de armas para defenderse del ejército sublevado.

El Parque de la Tinaja, de 2 hectáreas de extensión, con uno de los hornos de la antigua Fábrica de Cerámica de la Moncloa, fundada en 1816 por Fernando VII.
El Templete de la Música, de forma octogonal con estructura de hierro y hormigón, suelo de granito y cubierta de pizarra. La Casa de la Rosa, recinto anexo a la Escuela de Cerámica, etc.
El parque tiene carácter monumental y paisajista con un trazado de jardín inglés, con fuertes desniveles, caminos curvilíneos de inspiración naturalista, extensas praderas verdes, un arroyo con saltos de agua, monumentos, estatuas, esculturas y fuentes.

Madrid hacia arriba© 2010 | Manuel Romo

10 de septiembre de 2010

Oda al balcón


Voy a contaros la historia de unos balcones colgados,
de paseos por las calles, tirando fotos al alto.
Esto es "Madriz hacia arriba", poco miro yo hacia abajo,
por culpa de esta postura inmundicias he pisado.
  
He maldecido a los perros que Madrid han ensuciado,
pero más bien a los amos, que sí deben ser multados.
La educación de los dueños queda por muy deseado,
vaya por ellos un grito de ¡¡cochinos y marranos!!.
  
Prosigo con mis balcones allí arriba, allá en lo alto,
suspendidos, voladizos, empotrados y afianzados.
Mi cuello toma la forma de mirarlos desde abajo,
a ratos muy dolorido y otros más, ni me he enterado.
  
Miro hacia arriba en Madrid y otros sitios visitados,
queda perpleja mi vista, me estremezco y me anonado.
Mil, tres mil, diez mil balcones con mi Nikon he plasmado,
cientos de ellos los borro, otros cientos he guardado.
  
Guardo balcones chiquitos, señoriales y olvidados,
con historia, sin salida, hechos polvo y destrozados.
Hay balcones que no existen, hay balcones desbordados
de cactus, plantas y rosas que hasta la acera han llegado.
  
Hay balcones que relucen, parecen hasta incendiados,
con velas, neón, faroles, también los hay apagados.
Hay balcones con macetas que quedan asilvestrados,
y balcones de gran porte, con vistas y bien pintados.
   
Pero también hay sin lustre, sin cristales y sin amos,
balcones con mucha ropa, con cortinas o con trapos.
Muñecas, bicis, ositos, esculturas y colgajos,
con barandas de colores, florituras y forjados.
  
No me canso de mirarlos, pues los hay muy bien plantados,
rojos, violetas y verdes, blancos, azules, rosados.
Con mirador, con un toldo, a la sombra y arbolados,
objetos extraños lucen, cráneos, cazos, pies y manos.
  
Balcones que dan patadas, hacen surfing en secano,
con sombreros, molinillos, gente hablando y solitarios.
Hemos visto miradores, balcones dobles, canijos,
medievales y romanos, empedrados que dan frío.
  
Adjetivos de balcones quedan muchos en el saco,
pero la historia se acaba, al poco haberla empezado.
Espero os hayan gustado, al menos entretenido,
sed buenos, pasadlo bien y hasta la próxima, amigos.

Madrid hacia arriba© 2010 | Manuel Romo