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23 de diciembre de 2008

¿Y tú, subes o bajas?


Según la definición de la Real Academia Española de la Lengua, una escalera es una serie de escalones que sirven para subir a los pisos de un edificio o a un plano más elevado, o para bajar de ellos. A las escaleras nos enfrentamos con admiración o con miedo, si nos adaptamos a las interpretaciones psiconalíticas.


Conocemos escaleras al cielo o descenso por ellas al infierno. Nada tan fascinante como una escalera sin final como la que pude ver en el Museo Judío de Berlín o las escaleras sin sentido de los dibujos de Escher.

Aquí tenemos una muestra de hermosas escaleras que parecen sacadas de nuestros sueños, pero que podemos contemplar en nuestra vida real. Podemos subir poco a poco la vista y detenernos en ese lugar entre escalón y escalón, resbalar por sus pasamanos como cuando éramos niños, sentarnos en sus rellanos, en esos bancos providenciales llamados "misericordias".


Todo esto consiguen las escaleras, esos puentes entre lo de abajo y el más arriba, entre la portería y la buhardilla, puentes, en principio internos, que se hacen con la moderna arquitectura, en el exterior.




Tal vez deberíamos añadir a su definición que las escaleras son, sobre todo, una metáfora de la vida, un camino duro y difícil para superarnos, para conseguir llegar a algún lugar o una senda descendente que nos lleva al exterior, hacia afuera de nosotros mismos. En definitiva, creo, que las escaleras sirven para imaginar.



13 de octubre de 2006

Escaleras al cielo



Cuando a alguien se le ocurrió acuñar la frase: "De Madrid al cielo", seguramente no se le pasó por la imaginación la repercusión que podría tener. No sé si lo dijo pensando en que una vez conocido Madrid ya te podías morir tranquilamente o en que una vez en Madrid te morías necesariamente, ¡espero que fuera pensando en lo primero!.



Nací en Madrid, vivo en Madrid y aquí me hallo, aún después de más de medio siglo. En cualquier caso, ahí os dejo unas escaleras "hacia arriba" para que algún día lleguéis a ese cielo de Madrid, miréis por el agujerito que dicen que allí existe y me contéis cómo se ven desde allá, por ejemplo, las fiestas de San Isidro. ¡¡¡Abur manolos/as!!!