¿Os habéis acordado de mirar hoy hacia arriba? ¿No? Pues yo he pasado por la calle del Barco y en el número 21 me he encontrado con este insólito espectáculo arquitectónico. Entre tanto edificio de oficinas, bares de diseño, bancos, multinacionales y comercios fashion, me sorprende una aislada casa de vecinos, (en plena Gran Vía), que aún sobrevive a la vorágine especuladora de los últimos años.
Si no fuera por la resistencia de algunos madrileños, sin apenas darnos cuenta, nos veríamos inmersos en una gran ciudad de rascacielos superplanos de cristal y acero, fríos, demasiado modernos, pero con muy poca gracia. Estas casas, en su mayoría, totalmente reestructuradas en sus interiores, nos dan toda la comodidad y funcionalidad que demanda el ciudadano del siglo XXI, pero "conservando" su laboriosa y despampanante fachada. Sé que la arquitectura de hoy no es como la del siglo pasado y menos aún como la del XIX, pero para mí la actual, tiene menos de ArtQuitectura.