Muy pobre es en realidad el capítulo modernista en nuestra ciudad, sin embargo, a partir de la primera década del siglo XX, parece que Madrid prefirió decantarse por el estilo Art Déco, presente en algunos edificios destinados, sobre todo, al cinematógrafo. Dentro de esta tendencia, una de las obras que más sobresale, aunque con desafortunadas modificaciones aún sobrevive, es el Cine del Callao.
Este emblemático edificio construido en 1926 y terminado un año después, se lo debemos al arquitecto madrileño Luis Gutiérrez Soto (1900-1977), apodado cariñosamente como “el arquitecto de los cines”, ya que tan sólo en Madrid construyó los cines: Europa, Barceló, La Flor, Rex, Narváez, Montera, Carlos III, Atocha, Dos de Mayo, Actualidades, entre otros.
El Cine del Callao, que es el que hoy nos ocupa, lo edificó sobre un solar en forma de V y excesivamente alargado, por lo que al fondo de dicho solar, con entrada por la calle de Jacometrezo, proyectó levantar el edificio destinado a oficinas y a su propio estudio, resolviendo así la longitud desmesurada que tendría la sala de visionado.
Constaba todo el conjunto: en su planta sótano con un gran salón de baile, la planta baja con una sala de proyecciones para mil quinientas localidades, la primera planta con un amplio vestíbulo que daba paso a un salón de té con balcones al patio de butacas, la segunda planta con una antesala que daba acceso a los palcos, en el ático una terraza, a cielo abierto, concebida para cine de verano y coronando el conjunto, el torreón de esquina que hacía las funciones de faro luminoso para atraer la atención de posibles espectadores.
La decoración del edificio original, tanto exterior como interior, estaba influenciada por las tendencias neobarrocas españolas, sugerencias vienesas y elementos art-déco, valiéndose el arquitecto para dar monumentalidad y elegancia al conjunto con, un cuerpo inferior almohadillado, una gran marquesina de hierro y cristal sustentada por cuatro tensores de acero, estatuas flanqueando su fachada principal, grandes paños con jarrones y motivos florales esgrafiados, óculos ovalados, vidrieras emplomadas, grandes vanos verticales con vidrios de colores e interiores con salones entelados o con pinturas al fresco y suntuosas lámparas de lágrimas de cristal.
El Cine del Callao fue inaugurado con la proyección de la película muda “Luis Candelas, el bandido de Madrid” y ya en el verano de 1929, se proyectó la primera película sonora y hablada estrenada en España, “El cantante de jazz”. Canta la popular frase zarzuelera que “las ciencias adelantan que es una barbaridad”, pero a juzgar por los cambios de imagen sufridos en este edificio, en pro de la tecnología, simplemente me parecen una barbaridad. El noventa por ciento de su decoración original ha desaparecido, !menos mal que es un edificio que goza de protección oficial!