No, no me estoy refiriendo a esos esforzados baloncestistas que juegan por los laterales de la cancha y que suelen encestar desde posiciones alejadas de la canasta. Como se puede apreciar claramente por las fotografías que acompañan este artículo, me estoy refiriendo a esa parte inferior de los tejados, que rebasa la línea del muro sobresaliendo de la fachada del edificio y que habitualmente sirve para desviar de ella las aguas llovedizas y no deterioren sus enfoscados y decoraciones.
A primera vista podríamos pensar que se trata de un simple elemento arquitectónico al que no hay que dar importancia y por eso prácticamente ni nos fijamos. Las fachadas con sus decoraciones y la forja de sus balcones, por poner dos ejemplos, parecen reclamar principalmente nuestra atención.
Normalmente no reparamos en ese otro tipo de detalles que, quizá por su simple utilidad, pierden importancia pero que sin duda también contribuyen a que la mayoría de las edificaciones queden decorativamente rematadas en sus partes altas.
A nada que nos fijemos, podemos apreciar en Madrid un gran muestrario de estos aleros, que vienen a corroborar la existencia de verdaderos trabajos artísticos, ya sea por su colorido, sus dibujos o por las tallas en los puntales de las vigas que los sustentan. Aquí os dejo una pequeña representación de aleros de Madrid.
Texto y fotos: Manuel Romo
Hola Manuel:
ResponderEliminarEso sí que es mirar hacia arriba. Es verdad que suelen pasar desapercibidos, pero ahí estás tú para descubrirlos. Preciosas fotografías.
Un abrazo, Jesús
Hola Jesús,
ResponderEliminarSiempre seré un empedernido mirón de alturas. ¿Será que me interesa poco lo de aquí abajo?
Gracias, tu siempre tan benévolo.
Un abrazo.
ResponderEliminarSon bonitos tus aleros, pero no deben opinar lo mismo las golondrinas.
Será que no les gusta esta ciudad con tanto trajín.
Un abrazo.
Hola Manuel, esto se pone muy poético, yo voy a añadir una mirada práctica: todas tus fotos muestran unos bonitos aleros que gozan de espléndida salud, unos restaurados, otros simplemente mantenidos y el esfuerzo que hay por detrás. Todos dan una lección de cultura y respeto por la arquitectura. Cumplen a la perfección los tres principios vitrubianos de venustas, firmitas y utilitas (belleza, firmeza y utilidad).
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Manuel,
ResponderEliminarhay algunos muy bonitos, y tus fotos son fantásticas, ¡una buena y creativa recopilación de aleros!
Un beso
Gracias Doña Umé,
ResponderEliminarGolondrinas ni en aleros ni en balcones. Bécquer se llevaría hoy una gran desilusión.
Un beso.
Hola Antonio,
ResponderEliminarCiertamente, muy pragmatista se encuentra hoy vuesa merced, aunque bien acertado para estos menesteres con la máxima de Vitruvio. Ojalá se siguieran teniendo en cuenta esas tres simples directrices.
Gracias y...¡Ave Antonius!
Gracias Mercedes,
ResponderEliminarAnte la falta de ideas otoñales, recopilo cualquier cosa. La cuestión es sacar "afotos".
Un beso.
Qué encanto de aleros, buen trabajo!
ResponderEliminarQué encanto de aleros, buen trabajo!
ResponderEliminarHola Manuel. Ve que mi comentario se ha perdido. Espero que este llegue. Espero que no hayas pillado una torticolis de tanto mirar hacia arriba.
ResponderEliminarLa verdad es que hay mucho arte.
Un abrazo
Muchas gracias Carlos.
ResponderEliminarHola José,
ResponderEliminarYa sabes que a veces blogger hace la jugarreta y os considera "malotes" en potencia.
Ciertamente hay aleros espectaculares.
Un abrazo.
Está claro que entre Madrid y el cielo, está Don Manuel. Que variedad de aleros tenemos en Madrid, solo hay que fijarse un poco para comprobar que hay cosas que pasan totalmente inadvertidas y que gracias a ti, se pueden descubrir. Más de uno irá ahora con la vista puesta en las alturas para ver esos aleros.
ResponderEliminarMuchas gracias Bélok, ya que hablas de cielo, esa primera frase me ha llegado al alma.
ResponderEliminarLa verdad es que hay cosas muy interesantes por ahí arriba. Detalles curiosos, pijaditas y verdaderas obras de arte y de artesanía. Si no fuera por la postura, a veces un tanto incómoda, se lo aconsejaría a más de uno.