Entre 1919 y 1923, la firma comercial Casa Matesanz, construyó en el recién estrenado segundo tramo de la Gran Vía, un edificio para su nueva sede, pues anteriormente estaba situada en la calle Mayor número 4, y así poder dar cabida a una especie de centro comercial, al estilo norteamericano, que a su vez albergara en su interior, además de tiendas, dependencias más amplias para despachos y oficinas.
Casa Matesanz no dudó en encargar el proyecto al arquitecto pontevedrés Antonio Palacios Ramilo, que resolvió su diseño y construcción para esta obra civil, influenciado por la escuela arquitectónica de Chicago.
La fachada está provista de miradores acristalados, reminiscencias de su tierra gallega, separados por pilastras de enormes proporciones que soportan en su parte superior arcos de medio punto, resolviendo con acierto los ángulos del edificio al utilizar los nuevos materiales de la época y combinándolos bajo un concepto monumentalista, sin caer en el eclecticismo, y rematando todo el conjunto con dos torreones decorativos.
La distribución interior la realiza en torno a un medianamente amplio patio central, de estructura metálica y de cristal, que permite disponer de dicho espacio de una manera funcional y muy bien aprovechada.
En los bajos de este edificio, estuvo ubicado el establecimiento Almacenes Quirós, que fue el antecesor de lo que después sería la firma Cortefiel y cuyo fundador, Felipe García Quirós, emigrante en Cuba, fundó su propio establecimiento primero en la calle Conde de Romanones, posteriormente en la calle de Preciados y por último en la avenida Pi y Margall, actual Gran Vía.