Si la iglesia de San Jerónimo es la construcción más antigua de la zona, el Museo del Prado, situado justamente delante, es el más famoso de los edificios madrileños junto al Palacio Real. El proyecto, concebido por Carlos III como Gabinete, Academia y Museo de Ciencias Naturales, fue comenzado por Juan de Villanueva en 1785, tres años antes de la muerte del rey.
El edificio es de forma alargada y terminado en sus extremos en dos alas de planta cuadrada. El frontis de la entrada principal fue hecho en piedra granítica con seis grandes columnas dóricas y un ático decorado. En la fachada se colocaron medallones, jarrones y esculturas alegóricas a las artes, obras de Mariano Salvatierra, y se dotó al ala norte de una rotonda con ocho columnas jónicas que sostenían una cúpula abierta.
Durante la guerra de la Independencia se interrumpieron las obras, el edificio fue saqueado, el plomo de sus cubiertas fue utilizado en la fabricación de munición y las dependencias fueron utilizadas como caballerizas. Tras la marcha de los franceses, Fernando VII en 1819 terminó las obras y encargó restaurar el edificio a Santiago Gutiérrez de Arintero para adecuarlo a Museo de Pinturas. La restauración del edificio costó siete millones de reales.
En la organización del interior intervino Maria Isabel de Braganza, llevando al nuevo museo 311 pinturas de palacios y posesiones reales, además de estatuas y muebles. La nueva galería de exposiciones fue inaugurada en 1819 con la norma de apertura que regía entonces: “todos los días, salvo los lluviosos en que hubiera lodo”.
En 1868 pasó a depender del Patrimonio Nacional, pasando desde entonces a designarse con el nombre actual de Museo del Prado. El edificio fue ampliado en dos ocasiones: entre 1914 y 1918 y entre 1955 y 1956. En 1928 Pedro Muguruza se encargó de sustituir el desnivel de acceso al ala norte por una escalera que terminaba en el pórtico sustentado por cuatro columnas jónicas.
Las obras que forman los fondos del museo hacen de esta pinacoteca una de las más importantes del mundo. Los pintores, tanto españoles como extranjeros, más famosos están allí representados. Las estatuas de tres de estos pintores fueron colocadas a las entradas del museo. Murillo, obra en bronce de Sabino Medina; la de Velázquez realizada por Aniceto Marinas y la de Goya obra de Mariano Benlliure.
Fuentes: "Madrid Villa y Corte" de Pedro Montoliú Camps, "Urbanity", "Postales Antiguas de Madrid" de Ediciones La Librería, "La Ilustración Española y Americana", "Ayuntamiento de Madrid", "Archivo Histórico Regional", "Viejo Madrid", "Sociedad Española de Librería", "Museo Municipal de Madrid".
Muy bueno!!
ResponderEliminarTe paso el enlace sobre la estatua de Velázquez que publiqué hace un tiempo en Historia Urbana por si quieres añadir la foto a tu comparativa.
http://historia-urbana-madrid.blogspot.com/2010/06/la-estatua-de-velazquez-en-el-museo-del.html
Saludos!
la primera vez que fui a Madrid llegué a las 6 de la mañana de un día de julio, y me quedé dormida a la entrada del retiro, esperando que lo abriesen: querría ser la primeva visitadora y lo conseguí!
ResponderEliminarNunca me había fijado en que la zona de las taquillas estuvo bajo tierra en su día.
ResponderEliminarA ver si acaban de una vez las obras en los Jerónimos, porque la luz que tiene esa zona por la tarde, y el conjunto del museo y la iglesia, son de las mejores vistas que tiene Madrid.
Un saludo
Todas me han gustado, pero esta comparativa me parece especialmente lograda, Manuel, bonita en verdad. Ya he contado varias veces que este edificio me encanta, en todos los sentidos, tu texto y tus fotos y la selección de grabados le hacen justicia.
ResponderEliminarEl paseo central del Prado es maravilloso, pero siempre lleno de gente, lo mejor de este gran museo es poder perderse por sus innumerables salas (literal), como me pasó hace unos días...
un beso y ¡gracias!
Opino como Mercedes. Esta comparativa te ha salido bordada (y ya es decir, teniendo en cuenta lo buenas que son las demás). Es alucinante comprobar cómo cambian las cosas, incluso un edificio que parece que no ha cambiado nunca (cómo me ha gustado descubrir a Daoíz y Velarde en el lugar donde ahora está Velázquez). Muchas felicidades!! Jesús
ResponderEliminarLástima no haber tenido antes esa foto de la inauguración de la estatua de Velázquez, no la conocía y por supuesto que hubiera sido incluida, pero gracias de todos modos. Me la guardo para mi archivo de Madrid antiguo.
ResponderEliminar¡Saludos!
Chechi, menos mal que era julio, pero gracias a tu sueñecito fuiste la primera en entrar y por unos breves instantes, el Retiro fue para tí sola.
Poca gente puede decir eso.
Besos.
Paco, cuando hice las fotos era por la tarde, hacía fresco y la luz era alucinante dando esas sombras alargadas de última hora. Y además había muy poca gente. ¡Tarde redonda!
Mercedes, muchas gracias, nunca me sacas defectos ¿los tendré? ¡ejem!
En verdad que esta es una zona maravillosa, grandísimo acierto del "rey alcalde" al concentrar aquí tanta monumentalidad.
...Y cuidadín con perderte más de una vez, pueden considerarte sospechosa. Si tienes otra oportunidad, reservame las Meninas.
Un beso.
Don Jesús, mil gracias y pico por la benevolencia con la que me comentais.
Con estas comparativas me fijo más en los cambios que han sufrido la mayoría de edificios y monumentos, decoraciones y vanos desaparecidos, pisos agregados, modificación de cubiertas, sustitución de estatuas, ajardinamiento, etc. ¿Las modas?¿capricho? Sea por lo que fuere, lo cierto es que esta zona sigue siendo esplendorosa(salvo la ampliación de Moneo).
Un abrazo.
Preciosa comparativa, como todas las que haces Manuel. El Museo del Prado me pasa como a Mercedes, siento un cariño especial por este edificio y lo que representa.
ResponderEliminarGracias Bélok,
ResponderEliminar...es que el Prado, es el Prado. Por algo es el edificio más visitado de Madrid junto al Palacio Real.
Hola Manuel. Sigues cumpliendo mis espectativas, con las comparativas. Excelente esta dedicada al Museo del Prado, o mas bien al edificio que lo alberga.
ResponderEliminarEnhorabuena y un abrazo.
Muchas gracias Josamez, tu siempre miras mis artículos benevolamente. Me alegro que te gusten las comparativas. Yo disfruto haciéndolasy además os gustan. ¡Qué lujo!
ResponderEliminarUn abrazo.
Estuve el finde por tu magnífica ciudad, vi el mejor espectáculo del mundo y me acordé de ti pues se me vino una pregunta a la cabeza paseando por la Gran Vía. Por qué en la esquina de Gran Vía con la Calle de las tres cruces hay una pequeña figura de la cabeza de un caballo? (justo encima del cartel de la calle de las tres cruces)
ResponderEliminarBesos
Hola Natalia, parece que disfrutaste en los madriles, me alegro. Supongo que harías "afotos", ya las veremos.
ResponderEliminarSiento desilusionarte, pero no hay una bonita leyenda sobre el tema, lo del caballo no tiene ninguna relación con la calle Tres Cruces, sólo es un motivo decorativo, uno a cada lado de la entrada al edificio. Capricho arquitectónico.
Sé buena y sé feliz.