11 de julio de 2011

Instituto de Física Terapéutica del Dr. Decref


Calle de Fernando VI, 6.
“El Dr. Decref ha puesto a disposición del público el magnífico Instituto de Hidroterapia y Mecanoterapia, que posee en esta corte, y en el que prestará sus auxilios benéficos á cuantos enfermos lo necesiten. Cuenta además éste con el personal necesario de camilleros y enfermeros, y está á cargo de las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl.

El maznado, amasamiento ó massage, esto último en francés, lo segundo traducido, y lo primero en castellano, tiene ya en Madrid la sanción del público doliente. Cuando el Dr. Decref inauguró en la calle Mayor su establecimiento de mecanoterapia é hidroterapia le profetizamos un buen éxito, y éste es ya tan positivo, que ha podido construir de nueva planta D. Joaquín Decref y Ruiz un edificio en la calle del Barquillo, 47, esquina á la de Pelayo, con todos los aparatos necesarios para el amasamiento, gimnasia médica para toda clase de enfermedades susceptibles de corregirse mecánicamente: duchas, baños-estufas de todas clases, y baños rusos y turco-romanos.

La parte estética del establecimiento, que le quita toda apariencia de casa de curación, convirtiéndole en lugar de agradable esparcimiento; los lujosos y cómodos tocadores y gabinetes; las estufas de desinfección, y la riqueza de los aparatos de gimnasia mecánica, donde se alivian ó curan, cuando pueden serlo, las parálisis ó desviaciones de algunos órganos; la balanza para apreciar por gramos el peso de los enfermos, y la talla del cuerpo ó del miembro que se trata de normalizar; los aparatos más modernos para poner en ejercicio los órganos que se someten al tratamiento mecánico, algunos de los cuales son ingeniosas invenciones del doctor Decref.

Todo constituye un establecimiento sin precedentes en esta corte, que merece ser visitado por los médicos y utilizado por los dolientes, y un elemento de terapéutica racional, único acaso para ciertas afecciones, defectos de conformación, lesiones, ó reliquias de algunas enfermedades. A la inauguración del establecimiento concurrieren autoridades médicas, que no sólo aprobaron, sino admiraron aquella útil y elegante instalación; periodistas y hombres sanos, que certificaban con su salud, recobrada en aquellos aparatos, las bondades de la gimnasia, del amasamiento y de la hidroterapia.”

Fuente: “La Ilustración Española y Americana, junio 1893”.
M@driz hacia arriba© 2011 | Manuel Romo

1 de junio de 2011

Plaza Mayor (parte II)


La Plaza Mayor de Madrid, albergaría todos los actos importantes de la vida de un Estado: mercados populares, fiestas solemnes, torneos reales, procesiones, corridas de toros, ejecuciones, recibimientos oficiales y autos de fe de herejes condenados por el Santo Oficio.
Sus excesivas dimensiones le confieren un carácter austero, desnudo, sin ambiente, sin intimidad. Un rectángulo arquitectónico que sigue recordándonos el rigor de la Contrarreforma. Es uno de los proyectos de mayor envergadura realizados en consonancia con los principios del Renacimiento y el Barroco italianos.

Gómez de Mora, al crear la obra de su vida, tomó en consideración las tradiciones arquitectónicas de Castilla, así como las fachadas y los perfiles de los tejados característicos de la arquitectura borgoña de los Países Bajos. Es un ejemplo del eclecticismo tal y como se manifestó en el siglo XVII.
Gómez de Mora entregó a Madrid una plaza de ciento veinte metros de largo por cien metros de ancho, bordeada por una sobria hilera de viviendas adosadas de cinco plantas, con 477 ventanas y balcones, capaz de alojar a 3.700 personas. En el centro del costado sur se ubicaba la Carnicería, mientras el lado norte albergaba el edificio más importante, la Casa de la Panadería, denominada así, pues en sus bajos tenía lugar la justa distribución del pan.

Las cuatro plantas superiores de esta parte de la plaza, estaban reservadas para la casa real. Las dos pequeñas torres herrerianas, ilustran aún hoy en día este carácter real del edificio. Preside el centro de la plaza una estatua de Felipe III a lomos de un caballo al paso, realizada en bronce en 1616 por Pietro de Tacca y Giambologna (conocido por Juan de Bolonia, o también por Jean Boulogne), escultor flamenco procedente de Kortrijk.
En la Casa de la Panadería se ha dejado de hornear el pan, en los balcones de las plantas superiores ya no se urden conspiraciones, las fanfarronadas sobre las victorias militares se han apagado. El sonido estridente del hacha cortando la cabeza, el piafar de los caballos, los bufidos de los toros, el chisporroteo de la leña y las lamentaciones de los herejes, todo ello pertenece al pasado. En su lugar se escucha el murmullo de los coleccionistas de sellos y monedas los domingos por la mañana.

Sólo hay mercado en los días de invierno anteriores a la Navidad. En verano los turistas invaden las terrazas obligados a someterse a la melodiosa música del violín, la tortura de los guitarristas aficionados y la tiranía de la cuenta prohibitiva. Pero esto también es la Plaza Mayor.

M@driz hacia arriba© 2011 | Manuel Romo

25 de mayo de 2011

Plaza Mayor (parte I)


Evolución de la Plaza Mayor.
Al principio (1580), la plaza estaba ubicada extramuros y se llamaba Plaza del Arrabal y las casas que flanqueaban sus cuatro costados eran apenas unas míseras chozas. De hecho, uno de los nombres con que se la conocía entonces era la “plaza de las chabolas”. En las postrimerías del siglo XVI, la emergente clase media concentró en sus inmediaciones los primeros establecimientos comerciales. Poco después, Felipe III mandó demoler la vieja plaza y sus chabolas con objeto de construir una totalmente nueva, dentro de las murallas de una ciudad que se había extendido, sobre todo hacia el este.

“Pasaréis a la historia, Bramante”, sentenció el papa Julio II en 1506, cuando encomendó al arquitecto Donato Bramante la construcción de la nueva catedral de San Pedro de Roma. Unos cien años después, el rey Felipe III encargó al también arquitecto Juan Gómez de Mora una plaza que “ha de superar a todas las demás plazas del mundo, para dar grandeza política y orgullo al pueblo español”. Así nació en 1619 la calificada por algunos, madre de todas las plazas, sin desmerecer a la homónima salmantina y a la Grote Markt de Bruselas.
Debía ser una plaza que se pudiera transformar en teatro y en la que se pudieran organizar fiestas para exhibir el fasto de la casa de Habsburgo a los invitados reales y los embajadores extranjeros. La inauguración de la Plaza Mayor anunció el comienzo del Siglo de Oro español. Años gloriosos para las bellas artes, con pintores como Velázquez, Murillo, Ribera y Zurbarán y con escritores, dramaturgos y poetas como Quevedo, Tirso de Molina, Lope de Vega y Calderón de la Barca. Incluso el propio rey tuvo la osadía de representar papeles de actor en sus propias fiestas.

Con motivo de las nupcias del príncipe Carlos, príncipe de Gales, con María, hija de Felipe III, Juan de la Corte (Jan van het Hof, pues era flamenco) pintó en 1623 el lienzo “Fiesta en la Plaza Mayor”, centrándose en los jinetes que galopaban por la plaza. En primer plano aparece el caballo encabritado de Felipe III, para indicar que el monarca domina la cabalgadura, metáfora de su férreo control de la monarquía. Y para colmo, las nupcias jamás se celebraron. Tras una estancia del príncipe de seis meses en la corte española, doña María acabó casándose con el rey de Hungría.
Otro lienzo que nos hace partícipes de los fastos escenificados en la Plaza Mayor es el de Francisco Ricci de Guevara, su “Auto de fe en la Plaza Mayor de Madrid”, representando el acto del 20 de junio de 1680, constituye una representación de la arquitectura renacentista. Aquel día miles de invitados se habían congregado en la plaza para asistir a la ejecución de 118 herejes, entre ellos 80 judíos, culpados de contrariar la doctrina católica, 21 de los condenados fueron quemados vivos. Los “festejos” comenzaron a las 7 de la mañana y, dicen también las crónicas de la época, que el humo de la última hoguera no se llegó a disipar hasta bien entrado el amanecer.

Tal era la preeminencia del Santo Oficio, que el público que asistió al acontecimiento, manifestó su asombro y estupor por el hecho de que el gran inquisidor se sentara en una especie de trono e insólitamente en un lugar más elevado que el del propio monarca. La primera sentencia de muerte ejecutada en la Plaza Mayor fue en 1624. Recayó “tan distinguido honor” en don Rodrigo Calderón, Conde de Oliva, al estrenar el cadalso como reo de muerte, por asesinato múltiple.
Aquel mismo año se celebró también el primer Auto de fe. El Santo Oficio había condenado a un tal Benito Ferrer a la hoguera pública por haberse hecho pasar por sacerdote. La Inquisición continuaría utilizando la Plaza para la ejecución de sus siniestras sentencias hasta bien entrado el siglo XVIII. Se introdujo en 1759 un nuevo evento teatral conocido con el nombre de Entrada Triunfal. Se trataba de un acontecimiento altamente festivo en honor a la llegada del rey Carlos III. Por más que transcurriera el tiempo, la Plaza Mayor continuaría siendo lo que es, el centro geográfico del Madrid de los Austrias.

M@driz hacia arriba© 2011 | Manuel Romo

21 de mayo de 2011

Acampada Sol


COMUNICA

Que el día 21 de mayo de 2011, continuará el ejercicio de reflexión colectiva entre todas las personas asistentes a las reuniones espontáneas acaecidas durante los últimos días. No se pedirá en ningún momento el voto para partido político alguno y mucho menos se tratará de influir en la decisión individual de cada persona, ni interferir en el derecho que tienen los ciudadanos y ciudadanas a ejercer el voto, no afectando así a la campaña electoral.

Que el dia 21 de maig de 2011, continuarà l’exercici de reflexió col.lectiva entre totes les persones assistents a les reunions espontànies dels darrers dies. No es demanarà en cap moment el vot per cap partit polític concret i molt menys es tractarà d’influir en la decisió individual de cada persona, ni interferir en el dret que tenen els ciutadans i ciutadanes a exercir el vot, no afectant així a la campanya electoral.

Datorren larunbatean, 2011ko maiatzaren 21ean, azken egunotan izan diren batzarretara hurbildu diren pertsonen artean hausnarketa kolektiboak jarraituko duela. Ez da alderdi politiko batentzat ere bozkarik eskatuko eta are gutxiago eragingo da pertsona bakoitzaren erabaki pertsonalean, ez eta hiritarrek duten bozka eskubidean, horrela ez da hauteskunde kanpainan inolako eraginik izango.

Que o día 21 de maio do 2011, continuará o exercicio de reflexión colectiva entre todas as persoas asistentes ás reunións espontáneas dos derradeiros días. Non se pedirá en ningún momento o voto para ningún partido político, e moito menos tratarase de influír na decisión individual de cada persoa, nin intervir no dereito que teñen os cidadáns e cidadás a exercer o voto, non afectando deste xeito á campaña electoral.

That next May 21st, we will keep on the colective reflection exercise between all the people assisting to the spontaneous meetings during these days. We will not ask for the vote to any political party not even try to affect in the individual choice of any person nor interfere in the citizens right to freely vote, so we will not affect the electoral campaign.

On communique que le 21 mai 2011, on va continuer avec l’exercice de refléxion colective parmis toutes les personnes assintantes aux rendez-vous spontanés qui ont eu lieu pendant les dernièrs jours. On ne va pas demander le vote pour aucun partie politique, et d’aucune façon on va essayer d’affecter le decission individuel de chaque personne ni intervenir dans le droit des citoyens et citoyennes pour faire l’exercice du vote, donc sans affecter à la campagne électorale.

M@driz hacia arriba© 2011 | Manuel Romo

15 de mayo de 2011

Pradera de San Isidro


“la Pradera de San Isidro, en el mismo día del Santo con todo el bullicio que en esta Corte acostumbra haver” [sic]. Goya 1788.

Vaya esta escueta comparativa de la Pradera de San Isidro como pequeño homenaje de este blog en honor a las fiestas del patrono de Madrid, San Isidro Labrador(1082-1172).
A tenor de las imágenes, tengo que decir que me da un poco de vergüenza publicarlas. El cambio tan brutal en tan relativo corto espacio de tiempo, por la proliferación desmesurada y caótica del cemento y el ladrillo, hacen que esta Pradera de San Isidro, tan bien representada por los más grandes de la pintura, con su “río navegable en coche y caballo” al fondo, ya no sea ni pradera.

¿Se puede bailar en ese maremágnum un chotis?¿Hay sitio para montar un tenderete de rosquillas tontas?¿Apetece a los chulapos/as pasear por este laberinto?. En fin, por “Madrid hacia arriba” que no quede.
¡¡¡Viva San Isidro!!!

M@driz hacia arriba© 2011 | Manuel Romo