22 de enero de 2011

Pararrayos de Madrid



 
Yo tuve un gran amor durante un chaparrón
y sentí aquella vez tan profunda pasión
que ahora el buen tiempo me da asco.
Cuando el cielo esta azul no lo puedo ni ver
que se nuble ya el sol, que se ponga a llover,
que caiga pronto otro chubasco.

Confirmando el refrán una noche de Abril
la tormenta estalló, mi vecina febril
asustada con tanto trueno,
brincó en un santiamén del lecho en camisón 
y se vino hacia mí pidiendo protección,   
auxílieme usted, sea bueno.

Ábrame por piedad que estoy sola y no sé
si podré resistir, mi marido se fue

pues tiene entre otros muchos fallos,
que en las noches así abandona el hogar
por la triste razón de que va a trabajar,
es vendedor de pararrayos.

Bendiciendo al genial Franklin por su invención
en mis brazos le di curso a su petición
y luego el amor hizo el resto.
Mira tú que instalar pararrayos por ahí
y olvidarte poner en tu casa, ¡caray! 
cometiste un error funesto.

Varias horas después, cuando al fin escampó
ella se hubo de ir, pero antes me citó
para la próxima tormenta.
Mi esposo va a llegar y si en casa no estoy
se me va a resfriar, así que ya me voy,
a secarle la cornamenta.


Desde entonces jamás he dejado el balcón
no hago más que poner la máxima atención
en cirros, cúmulos y estratos.
La menor nube gris me colma de placer
aunque a decir verdad sé que no han de volver 
tan torrenciales arrebatos.

A base de vender palitos de metal
su marido reunió un pingüe capital
y se hizo multimillonario y a vivir la llevó
a un imbécil país donde si oye llover
será porque haga pis
algún niño del vecindario.
 
Ojalá mi canción llegue al Sahara aquél
a decirle que yo le seré siempre fiel
que la llevo dentro del alma,
que aunque sople el Simún con seca realidad
un día nos reunirá una gran tempestad
tras la que no vendrá la calma.


“La tormenta”, tema original de Georges Brassens. Intérprete Alberto Pérez, con la Mandrágora. Arreglos de Javier Krahe.

M@driz hacia arriba© 2011 | Manuel Romo

11 comentarios:

  1. Que bueno Manuel. Mira que me encanta esa canción. Bueno y todo el disco de La Mandrágora, que tiempos...
    Me gusta mucho la idea de oir esa canción a la vez de poder ver las fotografíasque nos muestras. Toda una comparativa entre música y barras de acero y por cierto, una canción de amor en toda regla.
    Hace años bajaba por la calle de San Bernardo y serían las siete de la tarde, había tormenta y el cielo estaba con un color precioso que invitaba a andar con la mirada puesta en él. Pude ver como un rayo cayó sobre la torre de la iglesia de Montserrat. Fue espectacular y nunca olvidaré como se iluminó todo en ese momento mientras la culebrilla del rayo recorría las entrañas de la torre. Lástimas que estos espectáculos que duran segundos sean casi imposibles de fotografiar, porque hubiera obtenido una instantánea preciosa.

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  2. Tu lo has dicho, Bélok, ¡qué tiempos aquellos!...pero que nos quiten lo "bailao".
    ¿Qué te parece la idea de un tema musical relacionado con las fotos? A lo mejor lo repito.
    Es curiosa la anécdota que cuentas de tu paseo por San Bernardo. No siempre se lleva la cámara lista para el disparo. Una pena, porque la ocasión seguro que fue única.
    Por cierto, no deja de ser una paradoja que "el de ahí arriba" quisiera partir con un rayo a uno de los suyos, y encima a la Montserrat, que tantos avatares sufrió desde su construcción.
    ¡Si es que no somos nadie!

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  3. No bueno, buenísimo, Manuel :-)
    La idea es genial, sí, que se repita por favor. La canción, ¡ay sí, La Mandrágora, qué tiempos!, guardo el LP, pero no lo puedo escuchar porque ya no tengo tocadiscos... las modas cambian.
    Las fotos... todo nos ha gustado... ¡se te ocurren unas cosas!
    un beso

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  4. Manuel, una idea genial! La verdad que es dificil cuadrar, sean canciones o solo versos, con fotografias. Yo hice algo con versos de mi hija, y es algo que me gustaria repetir. Enhorabuena.
    Un abrazo.

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  5. Muchas gracias Mercedes, ¡qué benévola eres conmigo!.
    Parece ser que a todos nos gustaban estos tres gamberros de la Mandrágora. Pues no hay problema, aquí está uno de sus temas para rememorarlos...y en directo.
    Me alegra sorprenderte. Habrá que repetir.
    Besos.


    Gracias Josamez,
    El tema me lo puso "a huevo", tormentas y pararrayos, o sea, blanco y en botella.
    Lo veo difícil. pero cuando vuelva a cuadrarme un artículo así, repetiré.
    Un abrazo.

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  6. Muy original, Romo! Me ha encantado.
    Saludos,

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  7. Qué bueno!!! nunca se me hubiera ocurrido fotografiar pararrayos!!
    Besos

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  8. Muchas gracias mcarmen.
    El lujo de un post dedicado a "Madriz hacia arriba" ha hecho que me prodigue y me esfuerce.
    Un beso.


    Hola Natalia.
    Menos mal, me hubieras robado la idea.
    Como dijo el poeta(...que no era poeta), "hay gente pa tó".
    Besos.

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  9. La Mandrágora!!! Que tiempos aquellos! Chapó!!
    Te voy a apuntar al proyecto VER OIR LEER, que combina imágenes con textos y música, para el próximo que haga, porque sabes hacerlo y muy bien!
    Da gusto poder compartir este inmenso mundo cibernético con personas como tú, que procuramos mantener viva la historia de Madrid en todas sus manifestaciones; la de La Mandrágora sin duda corresponde a una época maravillosa, de cabezas pensantes, de poetas, de libertad buscada y libertad conseguida. Esa que hoy notamos que se nos está escapando de las manos.
    Salud, amigo ROMO!

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  10. Vaya chispa que te gastas!! Nunca se me hubiera ocurrido hacer un post sobre pararrayos... y mira que dan de sí!! Muchas gracias por la música y las fantásticas fotos, son preciosas!

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  11. Autor, qué nostalgia ¿verdad?.
    Se dice que cualquier tiempo pasado fue mejor y, en mi caso, no lo dudo. No sé si era por la edad, ansias de descubrir, experimentar o simplemente vivir.
    Lo cierto es que tenías ideales frescos y te comías el mundo. En fin, nos conformaremos con el recuerdo de temas como estos.

    ¡Salud Autor!


    Muchas gracias don Jesús,
    La verdad es que la mitad de la ocurrencia fue de mi nunca bien ponderada esposa.
    Nos repartiremos la chispa.

    Un fuerte abrazo.

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