Desde el siglo XVI numerosos arquitectos estudiaron la forma de unir el Alcázar con la iglesia de San Francisco el Grande y así cubrir la necesidad de comunicar el norte con el sur, pero no se retomaron los trabajos hasta la segunda mitad del siglo XIX. Un proyecto ideado en 1859 fue declarado de utilidad pública en 1861. En 1868 la arquitectura de hierro fue la gran protagonista aunque los materiales tuvieran que traerse de Francia o de Inglaterra y eso encareciera mucho las obras.
Este tipo de construcción permitió levantar mercados cubiertos, frontones, palacios, cafés, estaciones de ferrocarril y hasta casas particulares. El diseño del ingeniero Eugenio Barrón constaba de tres tramos, el central de 50 metros y dos laterales de 40 metros, tenía una altura de 23 metros en su punto medio y 13 metros de anchura, de los cuales 8 metros eran para paso de carruajes.
La estructura se apoyaba en estribos de fábrica y dos pilotes de hierro forjado sobre basamentos de piedra. Fue colocado su primer pilar de hierro en 1872 y en 1874 quedó terminado uno de los pocos puentes construidos en Madrid y no para pasar precisamente sobre el río, sino por encima de otra calle, prolongando la calle Bailén hasta la plaza de San Francisco y librando el desnivel de la calle de Segovia.
Se inauguró oficialmente el 13 de octubre de 1874 con el paso de los restos mortales de Calderón de la Barca, trasladados desde San Francisco el Grande hasta la sacramental de San Nicolás. Fue reformado en dos ocasiones durante la década de los 20 y el Ayuntamiento en 1932 convocó concurso al que se presentaron 14 proyectos. Ganó el equipo formado por los arquitectos Francisco Javier Ferrero, José de Juan Aracil y Luis Aldaz.
La nueva construcción que se comenzó en 1934 y no se pudo terminar, a causa de la guerra civil, hasta 1942, constaba de 200 metros de largo y 20 metros de ancho, estaba formada por tres arcos, el central a 25 metros de altura y se apoyaba en 8 pilares, cuatro de los cuales con huecos de ascensor que nunca fueron instalados. En 1976 aparecieron grietas y se cerró al tráfico rodado y en 1978 tras casi un año de obras volvió a ser puesto en servicio.
Fuentes: "Madrid Villa y Corte" de Pedro Montoliú Campos, "Viejo Madrid", "Postales antiguas de Madrid" Ediciones La Librería", "La Ilustración Española y Americana".
Bonita "comparativa", Manuel. Estupendo el post, como siempre. Las primeras imágenes no las había visto nunca, son encantadoras, ¡gracias!
ResponderEliminarHola! Ya decia yo que habia que apuntar este blog. Fantastico post, perfectamente documentado y con los grabados nos hace entender mejor la evolución del viaducto.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Muchas gracias, Mercedes, por los halagos, eso es que lo miras con buenos ojos.
ResponderEliminarLa idea de la comparativa no es muy original, pero me estoy divirtiendo mucho buscando el punto de enfoque de los fotógrafos de siglos anteriores.
Un abrazo.
Gracias, josamez, ¡tu sí que sabes lo que es bueno!, ahora viene lo de, jeje.
ResponderEliminarPor cierto, muy buena la foto de cabecera de Fotoblog-Madrid.
Enhorabuena a tí también.
Fantástico blog!! Las fotos y grabados antiguos son buenísimos. No conocía muchos de ellos. Gracias por mostrarlos. Un abrazo, Jesús
ResponderEliminarInteresante post!! no sé por qué siempre que paso por el viaducto me da un no sé que qué se yo!!
ResponderEliminarGracias Jesús, ha costado su trabajillo encontrar algunos de ellos, pero mereció la pena. Ya iré sacando alguno más de la chistera.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Natalia, no te procupes que el artefacto ese resiste y con la altura del cristal protector, ya no hay riesgo de tropezar y...
Disfruta de las vistas de tejados.
Un beso.
Yo votaría por quitar el dichoso cristal. Penaliza una de las vistas más espectaculares de la ciudad a pie de calle.
ResponderEliminarEl post es magnífico y el viaducto necesita pronto de una restauración antes deque peligre su integridad y tengamos que ver como se desmonta por peligro.
Gracias Bélok. Estoy contigo en lo del cristalito de marras, porque el que se quiera tirar lo hará desde cualquier otra altura de la capital. Y en lo de la restauración del viaducto, confiemos en los técnicos encargados de su supervisión y mantenimiento. ¡Virgencita, virgencita...!
ResponderEliminarSalud!
El ingeniero de Caminos Eugenio Barrón (No Barón), lo construyó, al igual que definió parte del casco histórico de la ciudad de Fraga (Huesca). Su calle principal lleva su nombre.
ResponderEliminarCierto Stultifer, craso error, no lo volveré a hacer. Corro a desfacer el entuerto.
ResponderEliminarGracias mil.
Salud!