En la calle de Eloy Gonzalo 3 y 5, (antiguamente Paseo de la Habana), se abre un jardín espacioso al fondo del cual se levanta un pabellón de fachada acristalada. Este edificio es el Instituto Homeopático y Hospital de San José, testimonio de la generosidad social de la Asociación Hahnemanniana Matritense, formada por médicos homeópatas que se propusieron reformar la medicina tradicional y paliar la injusticia asistencial en la segunda mitad del siglo XIX, siguiendo las teorías médicas de Hahnemann.
Con estas intenciones se puso en marcha la construcción del Hospital Homeopático hace poco más de 135 años, gracias a la suscripción popular y a la generosa aportación (750.000 pesetas) del marqués de Núñez, médico de Isabel II.
Núñez Pernía, García López y Pellicer Frutos
El hospital, también conocido en sus primeros tiempos como “Hospitalillo de La Habana” (1.130.000 consultas anuales), es un edificio con planta en forma de U, en torno a un patio ajardinado central, abierto a la calle con verjas y árboles frutales en un huerto de las Hijas de la Caridad.
1929 y 1933
Es una pequeña y armoniosa construcción erigida con granito, ladrillo y madera, de dos plantas, con sendos pabellones laterales, que demuestra la influencia de las ideas racionalistas neogóticas de Viollet-le-Duc en nuestro país en el tercio final del siglo XIX. En su fachada principal se desarrolla una galería de corredor acristalada y realizada en madera que abarca los dos pisos del edificio, mientras que en las fachadas de las alas laterales se abren ventanas de gran sencillez.
Un cuerpo principal paralelo a la calle en el que se ubican la capilla, el aula, la farmacia y otras dependencias, y dos pabellones laterales en los que se instalaban las salas de enfermos hospitalizados. Las galerías acristaladas del cuerpo central eran lugar de paseo y estancia de los convalecientes.
Un cuerpo principal paralelo a la calle en el que se ubican la capilla, el aula, la farmacia y otras dependencias, y dos pabellones laterales en los que se instalaban las salas de enfermos hospitalizados. Las galerías acristaladas del cuerpo central eran lugar de paseo y estancia de los convalecientes.
El autor del edificio fue el arquitecto José Segundo de Lema, que afrontó con éxito, mediante una cámara perimetral de ladrillo, el reto de recalzar cuatro metros los cimientos del futuro instituto, así desnivelados entre sus fachadas anterior y posterior. Se construyó entre 1873 y 1878 en una superficie de 3.835 metros cuadrados. La reforma interior se debe a Bernardo Giner de los Ríos García hacia 1926 y la restauración actual a Ignacio de las Casas Gómez y Emilia Checa Morán.
Dentro del mismo solar, en la esquina con la calle del Cardenal Cisneros, se levanta el palacete del Marqués de los Salados, de la familia del fundador del hospital y diseñado por el arquitecto Emilio Rodríguez Ayuso.
El palacete sigue el estilo neomudéjar que utiliza el ladrillo para muros de carga y también como elemento decorativo formando dibujos geométricos en los muros. En las salas del Hospital, cerradas desde el año 1980, se guarda un interesante patrimonio bibliográfico y documental del siglo XIX, con más de 700 volúmenes únicos en el mundo y varias tesis doctorales. Resulta milagroso que los edificios hayan sobrevivido a la fiebre especuladora de los años 60. Es Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento, desde 1997.
El palacete sigue el estilo neomudéjar que utiliza el ladrillo para muros de carga y también como elemento decorativo formando dibujos geométricos en los muros. En las salas del Hospital, cerradas desde el año 1980, se guarda un interesante patrimonio bibliográfico y documental del siglo XIX, con más de 700 volúmenes únicos en el mundo y varias tesis doctorales. Resulta milagroso que los edificios hayan sobrevivido a la fiebre especuladora de los años 60. Es Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento, desde 1997.
M@driz hacia arriba© 2011 | Manuel Romo
Siempre me ha encantado este lugar. Especialmente, antes de la última restauración, tenía un aura de misterio que me atraía. Gracias por la información.
ResponderEliminarmcarmen, participo de tu sensación. Pero ya ves, alguien pensó en lo de renovar o morir y optó por la renovación en plan verbenero. Perdió todo su aire de antaño.
ResponderEliminarTienes un blog muy enriquecedor, me alegra llegar hasta aquí, Madrid tiene tantas cosas bonitas..
ResponderEliminarBesos
Gracias Carmen, yo también me alegro que te hayas asomado. De otra forma, quizá no hubiera conocido carmensabespoesiayarte.blogspot.com. Me ha parecido precioso. El arte en general y sobre todo la pintura, algo me toca.
ResponderEliminarCuenta con un seguimiento y por supuesto un enlace en M@driz hacia arriba.
Un abrazote.
Manuel
Precisamente el otro día pasé delante de este último edificio del que hablas y me preguntaba qué era. Mira qué bien, ya he salido de dudas. Gracias!
ResponderEliminarHola Bea, me alegra que te haya sido útil la información. Ha estado durante años abandonado. Afortunadamente las autoridades han recapacitado y no han dejado que se hunda.
ResponderEliminarUn abrazo.