La sede del Tribunal de Cuentas está situada en la calle de Fuencarral, número 81, frente al antiguo Hospicio, hoy Museo de Historia. La manzana en la que se encuentra el edificio se abre en su fachada principal a la calle de Fuencarral, y la fachada y puerta posterior se asoman a la Corredera Baja de San Pablo, estando los laterales situados en las calles de la Palma y de San Vicente Ferrer.
Reinando Juan II (1406-1454), es cuando se otorgan las primeras ordenanzas para los Contadores Mayores de Cuentas, y es Don Álvaro de Luna, Condestable de Castilla, el que incita al Rey para que se promulguen normas ante las dificultades para la recaudación de tributos y la ordenación de las cuentas. Cuando la Corte se traslada a Madrid en 1561, los Consejos y Audiencias, se instalan en la primera planta del Real Alcázar, junto a la Casa del Tesoro y frente al Consejo de Indias. Cuando el Conde de Aranda pasa a ocupar la Presidencia del Consejo de Castilla en 1776, éste compra una posada propiedad de la viuda del Tesorero Real, VIII duque de Uceda, en la calle de Fuencarral para construir su palacio.
La Casa Palacio del Conde de Aranda, sita en la manzana 350 de Madrid, fue comprada por Fernando VII para convertirlo en Cuartel de Guardias Reales y alojar en él a las Guardias Walonas, que tras ser derribado por encontrarse en ruinas, en su solar, se encarga en 1860 la construcción de la sede del Tribunal de Cuentas a D. Francisco Jareño y Alarcón, arquitecto isabelino, académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, profesor y catedrático de Historia del Arte. Jareño en contra del clasicismo convencional tan frecuente en las construcciones institucionales de su tiempo y frente a los habituales frontones y columnas, opta por un edificio en el que resalten unos volúmenes limpios y una presencia compacta del muro con elementos decorativos de gran sobriedad, acentuándose aún más ese carácter en las fachadas laterales.
Jareño proyecta un edificio de planta cuadrangular, cerrado sobre un amplio patio interior, en torno al cual se distribuyen las distintas dependencias. Consta actualmente de cinco plantas en lugar de las cuatro de las que originalmente constaba en 1865, siendo el último piso un añadido de mediados del siglo XX. La fachada del edificio es de ladrillo rojo visto y granito, que unido al estilo neogriego del friso con hojas dóricas, añade en el frontal, en lugar del aderezo neoclásico en los dinteles de las ventanas, unas originales coronas, leones y castillos.
El término Contador Mayor de Cuentas se venía aplicando desde mediados del siglo XIV. Se llamó Tribunal de Cuentas del Reino desde 1851. Durante el periodo de 1871 a 1873 pasa a llamarse Tribunal de Cuentas de la Nación. Desde esa fecha se recupera el nombre de Tribunal de Cuentas del Reino hasta el año 1924 en que se denominó Tribunal Supremo de la Hacienda Pública e Intervención General. En 1930 se vuelve a llamar Tribunal de Cuentas del Reino y en el año 1931 Tribunal de Cuentas de la República. En 1940 se llama de nuevo Tribunal de Cuentas, aunque desde 1953 alterna este título con el de Tribunal de Cuentas del Reino, nombre que pasa a ostentar desde 1961.
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