18 de enero de 2012

San Antón en Madrid


Las mascotas celebraron ayer, 17 de enero, el día de su patrón San Antón, un santo con mucha devoción y tradición entre los madrileños, en la iglesia de su propio nombre, situada en la calle de Hortaleza número 63. 
Como es habitual se despacharon los tradicionales panecillos o bollos del santo desde la sacristía, a la que se accede a través de una puerta situada casi en la esquina con la calle de la Farmacia. 

Según manda la tradición, después de bendecir a los animales, los dueños compran los panecillos elaborados con una fórmula “secreta” que los mantiene tiernos durante bastante tiempo.
Dichos panecillos deben guardarse junto a una moneda dentro de un armario durante un año.
El vendedor, Delfín, explicaba que es un bollo que se viene haciendo desde hace más de 100 años y que al que se los lleva, el santo le dará salud y dinero durante todo el año.
Por su parte, el párroco de la Iglesia decía que San Antón no sufre la crisis de fe, prueba de ello es que cada año acudía más gente.

Como es habitual, cientos de personas se han acercado durante los tres días que ha durado la celebración (15, 16 y 17) para que sus mascotas recibieran la bendición del santo. 
Por la tarde se ha celebrado la tradicional romería, que salió de la calle de Hortaleza y dio las también tradicionales dos vueltas al recorrido programado, que discurría por la calle de Hortaleza, Travesía de San Mateo, calle de Fuencarral y Hernán Cortés, y que este año ha contado con la participación especial del Escuadrón a Caballo de la Policía Municipal, las Unidades Caninas de la Policía Municipal y de la Guardia Civil y perros guía de la ONCE. 


M@driz hacia arriba©2012 | Manuel Romo

9 de enero de 2012

Casino Militar


El Casino Militar originariamente fue creado como Centro del Ejército y de la Armada, que es como realmente se llama. Está situado en el número trece de la Gran Vía y fue construido entre los años de 1914 y 1916 por el arquitecto Eduardo Sánchez Eznarriaga (1870-1924), que asumió la ejecución de las obras por sólo 639.000 pesetas.

El proyecto se levantó sobre un solar de forma trapezoidal y constaba de planta sótano para sala de tiro al blanco; semisótano para sala de esgrima, gimnasio con vestuario, guardarropa, duchas, peluquería y limpiabotas. Planta baja elevada sobre la calle para proporcionar luz y ventilación a las plantas inferiores y "colocar el primer piso y sus balcones a altura suficiente para que no sea registrado su interior desde la calle", portería, vestíbulo, ascensores, sala de ajedrez, y gran hall central con tribuna de oradores, todo cubierto por una espléndida vidriera emplomada de la casa Maumejean, y rodeado por salones de tertulia y tresillo. 

La planta principal constaba de vestíbulo, billares, salón de recreos, rotonda, y despacho de profesores. Piso primero con comedor para ochenta comensales, sala de fumar, office y aulas para clases de matemáticas e idiomas. Segundo piso con biblioteca de doble altura rodeada por galería alta, depósito de libros y archivo, salas de escritorio, despacho del bibliotecario, y clase de dibujo para sesenta alumnos. Tercer piso para sala de juntas, despachos del presidente, secretario, tesorero-contador, caja, oficinas, y cocina con repostería, despensa, fregadero, almacén, comedor del personal y despacho del adjudicatario. 

Y finalmente, el piso cuarto con terrazas útiles para comedor de verano, con office, pequeño comedor en el torreón, y una vivienda para un mozo que incluía cocina, comedor, salita, dos dormitorios y aseo. Completábanse estos servicios del edificio con guardarropas, locutorios, estanco, lavabos, urinarios, aseos, montacargas, montaplatos, etc. Toda la fachada de la planta baja se resuelve mediante arcos carapaneles; la planta principal a Gran Vía con un balcón con puertas en arco de medio punto y antepecho abalaustrado, mientras que la que da a la calle del Clavel consta de un mirador rematado en sus extremos por vidrieras de hierro y cristal ejecutadas también por Maumejean. 

El primer piso presenta balcón con barandilla de forja y pasos en arco con tímpanos decorados; el segundo tiene ventanas adinteladas que se enlazan perimetralmente con las del piso superior rematadas por arcos rebajados que ondulan la cornisa de remate, salvo en la fachada a Clavel que se prolongan por el tercero por la doble altura de la biblioteca, coronándose con arcos de medio punto con grandes escudos. 

La puerta de entrada en arco abocinado con una marquesina en abanico de "ala de mosca", un balcón abalaustrado volado a la altura del principal, flanqueado por columnas toscanas de doble altura soportando un segundo balcón en el piso tercero, y un torreón de remate coronado por una cubierta abovedada revestida de pizarra. El alzado trasero a Caballero de Gracia es mucho más sencillo con un chaflán que culmina en un gran escudo coronado de España. Rematan el conjunto espléndidas farolas de hierro forjado en paramentos, balcones y terrazas. 

Se respondía así a la imposición de la época de que las fachadas fuesen de "sobria, decorosa y económica construcción". Fue inaugurado por el rey Alfonso XIII, participando en los Premios del Ayuntamiento para los mejores edificios terminados en ese año, obteniendo la "primera de las menciones honoríficas otorgadas". En 1944, se eliminó el salón de ajedrez de la planta baja para crear un local comercial abierto a la Gran Vía. 

Agradecimientos a: "Urbanity", "Postales Antiguas de Madrid" de Ediciones La Librería, "Ayuntamiento de Madrid", "Archivo Histórico Regional", "Viejo Madrid", "Sociedad Española de Librería", "Museo de Historia", “Monumenta Madrid”. 

M@driz hacia arriba©2012 | Manuel Romo

20 de diciembre de 2011

¡¡FELIZ NAVIDAD!!


La tarjeta de felicitación navideña más antigua del mundo. Es de 1846 y fue
subastada por la casa Sotheby’s en 20.000 €.
En el año 1846, un tal John Calcott Horsley pintó la primera tarjeta de Navidad que ha reconocido la historia, a pedido de Sir Henry Cole. Éste último era un gran hombre de negocios (posteriormente director del prestigioso Victoria & amp, Albert Museum) que conocía a un sinnúmero de gente, y para ahorrarse el trabajo de escribir manualmente una carta de Navidad a cada uno, decidió encargarle a su amigo John Horsley, maestro litógrafo, el diseño de una tarjeta y hacer imprimir 1000 ejemplares litográficos. Este suceso generó en el mundo entero la tradición Victoriana de enviar postales navideñas, adoptada y fomentada por la Reina Victoria, y estimulada por el relato ''A Christmas Carol'' de Charles Dickens. 

¡¡¡Feliz Navidad a todos y próspero año 2012!!!

M@driz hacia arriba©2011 | Manuel Romo

16 de diciembre de 2011

Cuchillería Viñas


Su razón social reza que está situada en la calle de Atocha, número 62, aunque su entrada la haces por el angosto Pasaje Doré, junto a la plaza de Antón Martín. Se trata de un pequeño negocio familiar fundado por Arturo Viñas allá por el año de 1925, que comenzó especializándose en productos de perfumería y que llegó a tener tal éxito desde sus comienzos, que pocos años más tarde decidió ampliarlo incluyendo también artículos de cuchillería.
A pesar de la poca relación existente entre estas dos especialidades dentro de un mismo local, ambas se vendieron con gran éxito. Hay que reseñar que los afamados perfumes de Viñas se importaban directamente a granel nada menos que desde París y, según cuentan, que su calidad era excelente. No se sabe a ciencia cierta por qué razón pero, pasado un cierto tiempo, les llegó la orden de prohibición para la importación de tales perfumes parisinos y tuvieron que limitarse exclusivamente a la venta de cuchillería, sin que este inesperado contratiempo mermara la atención de los clientes.

Posee aún, con ligeros cambios, su fachada original de un llamativo color rojo, fachada un tanto “engañosa”, pues a pesar de los metros lineales de escaparate el local es realmente minúsculo. Es increíble que en tan reducido espacio se puedan mostrar al público millares de cuchillos, navajas y tijeras, eso sí, magníficamente ordenados para que el cliente pueda elegir lo expuesto sin ningún tipo de problema. En la actualidad, tanto por la calidad, como por el extenso surtido cuchillero y navajero de inmejorables precios –se pueden encontrar artículos desde un euro- hacen de la Cuchillería Viñas uno de los cada vez más escasos comercios especializados en el ramo y uno de los más antiguos, no sólo de Madrid sino de toda España.

Todo esto unido a un trato amable y personalizado por la familia del descendiente del fundador, donde te aconsejan calidades, marcas y el producto adecuado para cada necesidad y siempre teniendo en cuenta la relación calidad-precio, la convierten en un referente de este tipo de industria.
Hoy en día la hija del fundador, Carmen Viñas Martín, regenta y dirige esta peculiar cuchillería, que ya va camino de convertirse en centenaria. Llaman la atención los múltiples y variopintos carteles publicitarios de la época de su creación, todos ellos de chapa esmaltada, que adornan toda su fachada, ensalzando la mercancía y poniendo a prueba la resistencia del transeúnte a echar una ojeada a los escaparates.

Respecto de su habitual clientela, Carmen Viñas dice tener profesionales que incluso vienen desde provincias tan sólo para comprar cuchillos específicos para rebanar el pan, cortar carnes y tocinos o trocear verduras. Pero que también hay un tipo de clientela que viene simplemente a comprar sus cuchillos y navajas por esa belleza inquietante que siempre han tenido las armas blancas y más si son de buen templado acero.

Fuentes: “Madrid diario”, “Urban Idade”, “Urbanity”.
M@driz hacia arriba©2011 | Manuel Romo

8 de diciembre de 2011

Plaza y mercado de la Cebada


El campo o plazuela de la Cebada se formó a principios del siglo XVI, siglo en que estos terrenos eran conocidos como la dehesa de la Encomienda por pertenecer a la Encomienda de Moratalaz de la orden de Calatrava. Existen varias teorías, pero la más plausible es que la plaza de la Cebada debe su nombre al lugar donde se separaba la cebada que traían los labriegos de las cercanías de Madrid y que estaba destinada a los caballos del rey y a los de los regimientos de caballería.

Según el historiador Capmani, en esta plaza se encontraba el Almud de piedra donde los labriegos solían depositar las limosnas para Nuestra Señora de la Almudena. A finales del siglo XVIII y principios del XIX era uno de los principales lugares de la Villa donde nuestra “Santa Inquisición” realizaba sus afamados  ajusticiamientos, en la horca o garrote vil, de los reos de muerte que estaban recluidos en la Cárcel de Corte. En 1824 fue ahorcado el general Riego y en 1837 Luis Candelas al garrote.

La víspera de la ejecución se colocaba un patíbulo en el centro y las campanas de la cercana iglesia de San Millán, demolida en 1869, anunciaban el gran acto al pueblo de Madrid. El uso de la plazuela alternaba este tipo de “espectáculos” con el de un mercadillo callejero que hasta 1868 era tan sólo un simple mercadillo de cajones tapados con trapos y lienzos donde se vendían grano, tocino, legumbres, frutas y verduras que los productores de las afueras de la cerca traían entrando por la Puerta de Toledo.

El llamado Mercado de la Cebada fue en su día el mayor mercado cubierto de Europa y el primer mercado de abastos madrileño que se construyó en hierro colado y cristal, además de ser la primera construcción de grandes dimensiones, 6.323 metros cuadrados de superficie, que se levantó en Madrid. El proyecto, de clara línea francesa, corrió a cargo del arquitecto Mariano Calvo y Pereira, y estaba inspirado en el recién construido de Les Halles, en París. El mercado, explotado por una compañía extranjera, tenía planta de octógono irregular y sólo constaba de dos plantas, ambas divididas en pabellones, base o zócalo de ladrillo, cubierta de zinc y cristal sostenida por un perímetro de arquerías de medio punto, finas columnas de fundición y una rotonda central con una altura mayor que el resto del edificio.

Se adjudicó su construcción a Mariano de la Ripa y los materiales a la fundición parisina Camne y Cía. La primera piedra fue puesta a principios de 1870 y cinco años más tarde se terminó su construcción, presidiendo la inauguración el rey Alfonso XII y el entonces alcalde de Madrid, Francisco de Borja, conde de Toreno, que asistieron a un banquete bajo la nueva estructura. El mercado tomó su carácter municipal desde que lo compró el Ayuntamiento en 1879 en veintiséis millones de reales.

Diversos problemas higiénicos y sanitarios para la conservación de los alimentos -sin la existencia de neveras para conservar los productos, los comerciantes sacaban por las noches las carnes sobrantes del día a lugares frescos de las calles, para evitar que se pudrieran-, e indudablemente intereses especulativos, una torpe política de derribos y una mirada corta, hicieron que las autoridades ni se replantearan una posible reforma ante las soluciones propuestas por los propios comerciantes y decidieron que el mercado fuera totalmente demolido en el año 1956 aunque se encontraba en perfecto estado arquitectónico. El por entonces Concejal de Urbanismo, Joaquín Campos Pareja, se justificó diciendo que tenía problemas de seguridad estructural el edificio.

A pesar de los pesares, la preciosa estructura del mercado de estilo modernista fue sustituida por otra de bastante escaso interés, más vulgar pero más funcional, en esta ocasión obra del arquitecto zamorano Martínez Cubells. El nuevo proyecto constaba de dos plantas bajo rasante, una para los aparcamientos y otra para el almacenaje de los alimentos; y planta baja y primera para uso comercial, además de fábrica de hielo, túnel de congelación y cámaras frigoríficas. Prácticamente el único detalle digno de significar, es haber sido concebida su cubierta con seis enormes bóvedas de hormigón prensado, que es como ha llegado hasta nuestros días.

Fuentes: "Fundación COAM", "Urban Idade", "Urbanity".
M@driz hacia arriba©2011 | Manuel Romo