Su razón social reza que está situada en la calle de Atocha, número 62, aunque su entrada la haces por el angosto Pasaje Doré, junto a la plaza de Antón Martín. Se trata de un pequeño negocio familiar fundado por Arturo Viñas allá por el año de 1925, que comenzó especializándose en productos de perfumería y que llegó a tener tal éxito desde sus comienzos, que pocos años más tarde decidió ampliarlo incluyendo también artículos de cuchillería.
A pesar de la poca relación existente entre estas dos especialidades dentro de un mismo local, ambas se vendieron con gran éxito. Hay que reseñar que los afamados perfumes de Viñas se importaban directamente a granel nada menos que desde París y, según cuentan, que su calidad era excelente. No se sabe a ciencia cierta por qué razón pero, pasado un cierto tiempo, les llegó la orden de prohibición para la importación de tales perfumes parisinos y tuvieron que limitarse exclusivamente a la venta de cuchillería, sin que este inesperado contratiempo mermara la atención de los clientes.
Posee aún, con ligeros cambios, su fachada original de un llamativo color rojo, fachada un tanto “engañosa”, pues a pesar de los metros lineales de escaparate el local es realmente minúsculo. Es increíble que en tan reducido espacio se puedan mostrar al público millares de cuchillos, navajas y tijeras, eso sí, magníficamente ordenados para que el cliente pueda elegir lo expuesto sin ningún tipo de problema. En la actualidad, tanto por la calidad, como por el extenso surtido cuchillero y navajero de inmejorables precios –se pueden encontrar artículos desde un euro- hacen de la Cuchillería Viñas uno de los cada vez más escasos comercios especializados en el ramo y uno de los más antiguos, no sólo de Madrid sino de toda España.
Todo esto unido a un trato amable y personalizado por la familia del descendiente del fundador, donde te aconsejan calidades, marcas y el producto adecuado para cada necesidad y siempre teniendo en cuenta la relación calidad-precio, la convierten en un referente de este tipo de industria.
Hoy en día la hija del fundador, Carmen Viñas Martín, regenta y dirige esta peculiar cuchillería, que ya va camino de convertirse en centenaria. Llaman la atención los múltiples y variopintos carteles publicitarios de la época de su creación, todos ellos de chapa esmaltada, que adornan toda su fachada, ensalzando la mercancía y poniendo a prueba la resistencia del transeúnte a echar una ojeada a los escaparates.
Respecto de su habitual clientela, Carmen Viñas dice tener profesionales que incluso vienen desde provincias tan sólo para comprar cuchillos específicos para rebanar el pan, cortar carnes y tocinos o trocear verduras. Pero que también hay un tipo de clientela que viene simplemente a comprar sus cuchillos y navajas por esa belleza inquietante que siempre han tenido las armas blancas y más si son de buen templado acero.
Fuentes: “Madrid diario”, “Urban Idade”, “Urbanity”.