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16 de enero de 2009

Quinta de los Molinos


Situada en el barrio del Salvador, distrito de San Blas. Su nombre se debe a dos molinos de viento que se utilizaban para el riego y que aún siguen en pie. El parque de la Quinta de los Molinos fue en su origen una finca donada como regalo del Conde de Torrearias en 1920, al arquitecto alicantino Don César Cort Botí, profesor de Urbanismo, de la Escuela de Arquitectura y Concejal del Ayuntamiento, a cambio de la creación de un palacio para el Conde en la calle General Martínez Campos, de Madrid.

El núcleo inicial de la finca, en la zona situada al norte del camino de Trancos, fue un palacete construído en 1925 con marcada influencia de la llamada Secesión Vienesa y en especial, de la obra de Hoffman. Consta de tres plantas y cinco alturas, de unos 2200 metros cuadrados, con una torre central en la fachada principal y con sus muros de color rosa, dando la parte trasera a la calle Juan Ignacio Luca de Tena. 


También por estas fechas se realizó la Casa del Reloj de estilo más español y otras dependencias de carácter agrícola.
A partir de ahí, fue ampliando su superficie mediante diversas adquisiciones de terreno, hasta los años setenta en los que se llegó a alcanzar las 28,6 hectáreas de superficie.


El objetivo de Don César Cort fue recrear una finca de aspecto parecido a su lugar de origen, es decir, una finca agrícola del litoral mediterraneo, de ahí la presencia de cuadros de almendros, olivos y diversos elementos arquitectónicos como son los molinos. El agua para regar la finca era extraída mediante los citados molinos de viento, de pozos y manantiales subterraneos y después almacenada en albercas que también tenían una función decorativa.


Por esta finca circulaban dos modestos arroyos: El de Trancos al norte y el de la Quinta al sur. Cuenta también con una pequeña rosaleda, estanques de riego y un original pozo de ladrillo. Muchos caminos, dos molinos de viento, numerosas fuentes de distintas formas, arroyos, manantiales, un estanque y grutas, hacen de este parque, que esté considerado Jardín Histórico Artístico, así como Bien de Interés Cultural.


Para acceder a la Quinta pasamos por una entrada en forma de arco y unos edificios pequeños que se supone son para los encargados de la vigilancia y cuidado del parque.
Don César Cort muere en 1978, llegando los herederos a un acuerdo con el Ayuntamiento de Madrid en 1982, por el cual 21 hectáreas de la finca pasan a se zona verde de uso público y las 7 hectáreas restantes serán para construcción de viviendas.


7 de diciembre de 2008

Quinta del Duque del Arco




En el camino de Madrid hacia El Pardo y muy próximo a éste, sobre el corredor del Manzanares y en los extensos terrenos dedicados a Cazadero Real, se halla situada la Quinta del Duque del Arco, íntimo cortesano, Montero Mayor de Felipe V y Alcaide de El Pardo. Atravesando el arco de la Puerta de Madrid, accedemos al complejo que tuvo su origen en una casa de labor que compró el Duque en 1.717, construyendo una casa cuyas trazas recordaban el Palacio de la Zarzuela, del arquitecto Gómez de Mora.



El conjunto comprende el Palacete, lo que fue Casa de Labor con sus tierras y unos importantes jardines con fuentes de artificio.
En 1.745 cuando murió el Duque, la Duquesa donó la propiedad al rey Felipe V y a su esposa Isabel de Farnesio y, a su vez, la Quinta pasa a formar parte del Real Sitio de El Pardo, por donación de la viuda al monarca.
El Palacio tiene una superficie en planta de 920 m2, distribuidos en 15 estancias, siendo la mayor de ellas de unos 110 m2 aproximadamente. Consta de una planta noble en la que se ubican los salones y zonas de recepción. Un sótano para su utilización por el personal de servicio y una buhardilla que ocupa toda la planta alta, para los mismos fines.


Destacan las decoraciones murales de papel pintado (probablemente adquiridos en Francia en el siglo XIX), el mobiliario, las pinturas y las alfombras de la época de Fernando VII e Isabel II.
Es notable la explanada frente al Palacio, con una dimensión de 940 m2. Rodean todo el Palacio los maravillosos jardines recientemente restaurados, que recuerdan a los de La Granja, y que ocupan más de 10.000 m2 de terreno. El jardín, diseño de Claude Truchet, siguiendo la influencia francesa de Felipe V, se compone de cuatro grandes terrazas con rasgos españoles e italianos, esculturas y estanque. Grandes coníferas llaman poderosamente la atención.



Desde 1.994 y gracias a los esfuerzos del Servicio de Jardines, Parques y Montes del Patrimonio Nacional, en colaboración con la Escuela Taller de Jardinería y Medio Ambiente de El Pardo, se está tratando de recuperar este auténtico tesoro de entorno natural.
Es declarado Monumento Nacional en 1.935.