La Real Academia Española se fundó en 1713 por iniciativa del navarro, don Juan Manuel Fernández Pacheco y Zúñiga (1650-1725), Grande de España, marqués de Villena y duque de Escalona. Felipe V aprobó por Real Cédula su constitución con 24 sillones, el 3 de octubre de 1714 y la colocó bajo su “amparo y Real Protección”.
Su propósito fue el de “fijar las voces y vocablos de la lengua castellana en su mayor propiedad, elegancia y pureza”. Se representó tal finalidad con un emblema formado por un crisol en el fuego con la leyenda “Limpia, fija y da esplendor” y el propósito de combatir cuanto alterara la elegancia y pureza del idioma y de fijarlo en el estado de plenitud alcanzado en el siglo XVI y consolidado en el XVII.
En 1723 se le concedieron 60.000 reales anuales para sus publicaciones. Fernando VI le permitió publicar sus obras y las de sus miembros sin censura previa. Se tomaron como modelo para su creación la Accademia della Crusca italiana (1582) y la Academia francesa (1635). El edificio que alberga en la actualidad la institución, situado en la calle Felipe IV, fue construido especialmente para ella por el arquitecto don Miguel Aguado de la Sierra (1842-1896), en estilo neoclásico, en unos terrenos del conjunto del Buen Retiro cedidos por la Casa Real.
Esta nueva sede se inauguró en 1894 con la asistencia de la regente María Cristina de Habsburgo y el rey D. Alfonso XIII. En 1784 María Isidra Quintina de Guzmán y de la Cerda (1768-1803), primera mujer con el título de doctor por la Universidad de Alcalá, fue admitida como académico honorario y, aunque pronunció su discurso de agradecimiento, no volvió a comparecer más. Fue probablemente la primera mujer académica del mundo, y no volvió a haber otra fémina hasta la elección como académica de número de Carmen Conde en 1978.
Fuentes: "Postales Antiguas de Madrid" de Ediciones La Librería, "La Ilustración Española y Americana".
M@driz hacia arriba© 2011 | Manuel Romo
Hola Manuel, siempre me ha parecido interesantísima la historia de esta Academia, me ha gustado mucho tu post. Veo por tu comparativa (que echaba de menos) que ahora los árboles no dejan ver las columnas de la entrada desde lejos, pero siempre que paso cerquita de ese jardín (como hoy mismo), me dan una envidia los que pueden entrar en él... lo veo tan bonito!
ResponderEliminarun beso
Este edificio me encanta, la luz de por la tarde es impresionante. El problema son los árboles :)
ResponderEliminarSaludos
Hola Mercedes,
ResponderEliminarNada, nada, a partir de hoy a seguir los pasos de María de Guzmán y a ver si haces méritos.
La verdad es que podían hacer visitas guiadas o un día de puertas abiertas o incluirla en la noche de los museos. Tiene que ser interesantísimo ver dónde trabajan tantas mentes preclaras.
Gracias por el "comment", un besote.
Paco, no digas eso muy alto que como llegue a oídos de otro tipo de mentes "preclaras", rápidamente ordenan una tala selectiva para que lo ilumine el atardecer.
Hola Manuel:
ResponderEliminarMe ha encantado eso de "Limpia, fija y da esplendor". Cualquier fabricante de detergentes pagaría por un lema así...
Lo de los árboles, pues me sumo al debate con una frase de Bélok: "en Madrid hay árboles donde no hace falta y donde hace falta no hay ninguno".
Cuántas plazas y explanadas peladas y cuantos monumentos que no pueden verse por las plantaciones (otro ejemplo, el Obelisco de la Plaza de la Lealtad).
Un abrazo, Jesús
Que manía la de plantar árboles delante de esos bellos edificios. Es que no se dan cuenta que son edificios maravillosos, de grandes arquitectos y proyectos que están construidos para ser admirados?. Un bellísimo edificio que como vosotros habeis comentado, contiene en su interior grandes eruditos de la lengua. Yo también echaba de menos las comparativas Manuel, me alegro que vuelvan a aparecer de nuevo.
ResponderEliminarHola Jesús, Bélok,
ResponderEliminarHombre, yo soy partidario de que haya árboles por todas partes y si tengo que hacer una foto, buscar el hueco. Pero también es cierto que podían separarlos algo más de los sitios estratégicos. Tendríamos monumentos despejados y vegetación, que nunca está de más. Aunque sería complicado, muchos de ellos son centenarios.
Pero no desesperéis, pues al final quedará toda la ciudad despejada, a tenor de las actuaciones de los últimos años para sacar toda la producción de granito.
¡Que no, que no, que prefiero que los árboles no me dejen ver todo el bosque!
Un abrazo.
Hola Manuel. En primer lugar, gracias por el "me gusta" del Facebook respecto al blog nuevo. Me apunto a los comentarios sobre la inconveniencia de la ubicación de arboles, ademas muy grandes ya, en los entornos de ciertos monumentos. Menos mal, que has puesto las fotos en la comparativa.
ResponderEliminarGracias por el post, muy interesante.
Un abrazo.
Hola José,
ResponderEliminarRespecto al "me gusta", es de justicia, todo lo que sea Madrid y con buenas fotos...pues me gusta.
Y respecto a los comentarios, todos esos monumentos que tenemos son preciosos, pero tanto como para llegar a eliminar los árboles ¡me niego!
Un abrazo.