10 de septiembre de 2010

Oda al balcón


Voy a contaros la historia de unos balcones colgados,
de paseos por las calles, tirando fotos al alto.
Esto es "Madriz hacia arriba", poco miro yo hacia abajo,
por culpa de esta postura inmundicias he pisado.
  
He maldecido a los perros que Madrid han ensuciado,
pero más bien a los amos, que sí deben ser multados.
La educación de los dueños queda por muy deseado,
vaya por ellos un grito de ¡¡cochinos y marranos!!.
  
Prosigo con mis balcones allí arriba, allá en lo alto,
suspendidos, voladizos, empotrados y afianzados.
Mi cuello toma la forma de mirarlos desde abajo,
a ratos muy dolorido y otros más, ni me he enterado.
  
Miro hacia arriba en Madrid y otros sitios visitados,
queda perpleja mi vista, me estremezco y me anonado.
Mil, tres mil, diez mil balcones con mi Nikon he plasmado,
cientos de ellos los borro, otros cientos he guardado.
  
Guardo balcones chiquitos, señoriales y olvidados,
con historia, sin salida, hechos polvo y destrozados.
Hay balcones que no existen, hay balcones desbordados
de cactus, plantas y rosas que hasta la acera han llegado.
  
Hay balcones que relucen, parecen hasta incendiados,
con velas, neón, faroles, también los hay apagados.
Hay balcones con macetas que quedan asilvestrados,
y balcones de gran porte, con vistas y bien pintados.
   
Pero también hay sin lustre, sin cristales y sin amos,
balcones con mucha ropa, con cortinas o con trapos.
Muñecas, bicis, ositos, esculturas y colgajos,
con barandas de colores, florituras y forjados.
  
No me canso de mirarlos, pues los hay muy bien plantados,
rojos, violetas y verdes, blancos, azules, rosados.
Con mirador, con un toldo, a la sombra y arbolados,
objetos extraños lucen, cráneos, cazos, pies y manos.
  
Balcones que dan patadas, hacen surfing en secano,
con sombreros, molinillos, gente hablando y solitarios.
Hemos visto miradores, balcones dobles, canijos,
medievales y romanos, empedrados que dan frío.
  
Adjetivos de balcones quedan muchos en el saco,
pero la historia se acaba, al poco haberla empezado.
Espero os hayan gustado, al menos entretenido,
sed buenos, pasadlo bien y hasta la próxima, amigos.

Madrid hacia arriba© 2010 | Manuel Romo

31 de agosto de 2010

Sacramental de San Isidro



La proposición de incautar las Sacramentales y edificar un gran cementerio municipal se plantea de forma definitiva durante la revolución de 1868. Desde su exilio parisino Fernández de los Ríos idea la construcción de un inmenso “Campo de Reposo”, una necrópolis al estilo de los grandes cementerios norteamericanos e ingleses, al estilo de la que proyectaba Haussmann en París y que pensaba situarse al oeste de la Villa junto a la Casa de Campo en la zona de Rodajos, Húmera, Pozuelo y Somosaguas. Diversos problemas administrativos y de otra índole, hicieron que las miradas se dirigieran al Este.


Con un presupuesto de setenta y cinco mil pesetas para la compra de terrenos, cerramientos y gastos iniciales, en 1877 el Ayuntamiento convocó a concurso público a los arquitectos titulados por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando para la construcción de una gran necrópolis, en el término municipal de Vicálvaro. El programa especificaba los elementos de la necrópolis y los tipos de enterramiento: de pago, de caridad y de inocentes; sitios para mausoleos de célebres, enterramientos de no católicos, capilla, depósitos, sala de autopsias, oficinas y almacén.

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Se presentaron seis proyectos a escala 1:200 en las salas llamadas de los “Medios puntos” prestadas por la Real Academia de Bellas Artes. El 13 de abril de 1878 se concedió el primer premio por unanimidad al proyecto de los arquitectos Fernando Arbós y Tremanti (1844- 1916) y José Urioste y Velada (1850- 1909) con el lema “Donde se sotierran los muertos e se tornan sus huesos en cenizas”. El proyecto original contaba con una capacidad de 62.291 sepulturas.


Respecto a la incineración que rezaba el lema, el tribunal puso sus objeciones y se mostró partidario de la “ inhumación bien ejecutada, pues es el procedimiento que mejor devuelve a la tierra y a la agricultura sus elementos; polvo dijo y no ceniza el Autor de todo lo criado”.

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El Ayuntamiento debía adquirir en treinta días los terrenos precisos ”no menos de 400 fanegas, unas 257 Hectáreas y 60 Áreas” y en un plazo de 90 días cercarlos y construir una capilla. Ante esta pesadilla los arquitectos Arbós y Urioste dijeron: “Proyectar en Madrid es llorar”. Solamente llegaron a construir en 1884 un pequeño Cementerio de Epidemias, cuyo primer enterramiento fue el de Maravilla Leal González. En 1888 Arbós y Urioste cesaron como arquitectos de la necrópolis y murieron sin ver alzar del suelo los edificios concebidos en 1877.


Les sucedió el arquitecto municipal José López Sallaberry y comenzaron las tareas de desmonte y cimentación. En 1905 Eduardo Vicenti encargó al también arquitecto municipal Francisco García Nava la reforma del proyecto de Arbós y Urioste, aumentando a 81.638 sepulturas con una capacidad para 885.000 enterramientos. Alberto Aguilera gestionó la ejecución y el Conde de Peñalver vio comenzar las obras en diciembre de 1907, inaugurándose oficialmente la Necrópolis del Este en 1925.

(Todas las fotografías están tomadas en la Sacramental de San Isidro)
Fuentes: “Los Baños Árabes” de Lola Esteban Lario, y “La arquitectura de la necrópolis del Este” de Carlos Saguar.
Madrid hacia arriba© 2010 | Manuel Romo

21 de marzo de 2010

Iglesia Guillermina de la Paz


Wilhelminische Friedenskirche
Paseo de la Castellana, 6

Desde hace 100 años esta iglesia de arquitectura guillermina, su acogedor patio y la casa parroquial neorrománica, constituyen un verdadero oasis en el corazón de Madrid.
El edificio de la Iglesia Evangélica de Habla Alemana de Madrid, precioso y notable edificio de la arquitectura ecléctica madrileña de comienzos del siglo XX, fue inaugurado en enero de 1909.
Junto con las iglesias evangélicas de Roma y Jerusalén, esta iglesia se incluye en el grupo de las tres iglesias evangélicas alemanas en el extranjero cuya construcción fue apoyada activamente por el emperador Guillermo II (1888- 1918). 
La iglesia es, como ningún otro edificio, prueba del interés de la Casa Imperial por la política eclesiástica y la construcción de iglesias. Además, es una muestra de la concepción religiosa del monarca que le llevó a construir iglesias en varios lugares del extranjero.
La iglesia guarda cierta semejanza con la capilla de un castillo imperial medieval, con sus mosaicos y los más de sesenta capiteles y columnas neorrománicos.
En la construcción del conjunto se utilizó un material especial, la Piedra de Novelda.
Este monumento centenario, testigo de la historia, de la cultura y el entendimiento hispano- alemán, sufre un deterioro significativo en los relieves de la fachada, columnas y capiteles, así como en la casa parroquial, producidos por la contaminación ambiental.
El director del proyecto de restauración es Carlos Clemente, arquitecto conservador de la Universidad de Alcalá de Henares y premio “Europa Nostra” en tres ocasiones.
Él ha sido el encargado de resolver, como arquitecto, problemas de piedra similares en la fachada de la Universidad de Alcalá de Henares, en la Catedral de Palencia o en la Catedral de Burgos.

Madrid hacia arriba© 2010 | Manuel Romo

31 de enero de 2010

Monumento en recuerdo a las víctimas del 11-M


El monumento es fruto del convenio suscrito entre el Ministerio de Fomento, a través de Renfe, y el Ayuntamiento de Madrid.
Al concurso internacional convocado para realizar el monumento, se presentaron 283 propuestas y resultó elegida por unanimidad la del estudio de jóvenes arquitectos FAM. El monumento se compone de dos partes, un elemento vítreo hacia el exterior y una membrana interior con mensajes escritos por los ciudadanos en los días posteriores al atentado, ambos elementos están combinados con una sala bajo rasante.

Para su construcción exterior, se utilizaron piezas de vidrio tipo borosilicato de alta resistencia al calor y cambios de temperatura, además de combinar alta transmisión lumínica y resistencia mecánica. La cúpula de vidrio de 11,3 metros de altura, está compuesta por 15.100 piezas de vidrio de 8,45 kgs. cada una.

En el interior se empleó una membrana de Etil-tetrafluoretileno, que manteniendo la sala bajo rasante completamente presurizada, sujeta por un perfil de base, la levanta, tensa y estabiliza. La membrana transparente tiene una altura de 9,86 metros con un peso total de 48,96 kgs. y una superficie de 185 m2., y la sala bajo rasante una superficie de 497,5 metros cuadrados.
Se configura como un espacio para el encuentro y el recuerdo, presidido por la luz y la transparencia, que permite establecer un vínculo de solidaridad con las víctimas de los atentados del 11-M, y con todos los que han sufrido la violencia terrorista.

Madrid hacia arriba© 2010 | Manuel Romo

16 de enero de 2010

Museo Nacional de Antropología


El Museo Nacional de Antropología, es el primer museo de carácter antropológico que se crea en España. Su fundación se debió a la iniciativa personal del médico segoviano Don Pedro González de Velasco, que invirtió todos sus ahorros en la construcción del edificio. Nació en Valseca de Boones, en 1815. Logra el título de practicante y cinco años después el de cirujano. Bachiller por oposición en la Facultad de Medicina, ganó el titulo de Licenciado y recibió la Cátedra de Operaciones de la Facultad. Pronto la fortuna le sonrió y comenzó a ganar dinero en abundancia que dedicó a coleccionar piezas de antropología, etnografía y antigüedades. Tal llegó a ser su colección, que en 1873 se construyó un edificio ubicado en las proximidades del Observatorio y de la Facultad de Medicina de San Carlos, frente a la recién inaugurada estación del Ferrocarril de Atocha.
 El origen del museo deriva de un Gabinete Anatómico creado por el Dr. Velasco y el Dr. José Díaz Benito, con quien también publicó el magnífico “Atlas de partos”. (Existe una biografía del doctor Diaz-Benito escrita por Lola Esteban Lario titulada “Los Baños Árabes”
En su día las colecciones estaban formadas por objetos de los tres "reinos" de la naturaleza –mineral, vegetal y animal-, muestras de antropología física y teratología, antigüedades y objetos etnográficos, por lo que podía considerarse como un "gabinete de curiosidades". A la muerte del doctor, el edificio y su colección fueron cedidos al Estado.



El proyecto original de D. Francisco de Cubas y González-Montes (Madrid, 1826 - 1899), arquitecto y político del siglo XIX, conocido como el Marqués de Cubas, presentaba una fachada con un pórtico de columnas jónicas, que se remataba por un frontón recto. Desde el pórtico se accedía a dos amplias salas iluminadas por una cubierta a cuatro aguas de hierro y cristal. En su obra se manifiestan primero el arte clásico griego en el pórtico de ingreso, con la armonía de sus compactas masas, sólo interrumpidas por el necesario hueco de la puerta, poniendo el sello de gravedad, belleza y majestuoso aspecto que debe anunciar todo templo de la ciencia, y segundo el estilo moderno de las fachadas laterales. Dadas las limitadas dimensiones del terreno y su configuración, ha sacado todo el partido posible, porque todas las distribuciones del museo y sus dependencias han resultado regulares, y sólo dos gabinetes no tienen forma rectangular.
El marqués se formó en la Escuela de Arquitectura de Madrid y completó sus estudios en Italia y Grecia. A su regreso a España en 1858 obtuvo la primera medalla de la Exposición Nacional de ese año. Miembro de la Academia de San Fernando desde 1870, alcalde de Madrid en 1892, diputado en 1893, y senador por Ávila entre 1896 y 1898, se distinguió por el uso del ladrillo y por sus obras de estilo neogótico. Entre sus obras destacan el colegio de los jesuitas de Chamartín, el Castillo de Butrón en Gatica (Vizcaya), la Universidad de Deusto en Bilbao, el Museo Nacional de Antropología y su obra más recordada, la Catedral de la Almudena de Madrid, comenzada en 1883 y donde descansan sus restos junto a los de su esposa Matilde de Erice y Urquijo. El museo se inauguró en 1875 con la presencia del rey Alfonso XII. 
Dice la leyenda que la única hija del doctor Velasco, a la edad de 15 años enfermó de unas fiebres tifoideas (existía un certificado médico expedido por don Mariano Benavente, padre del conocido dramaturgo), muriendo al poco. Dado su prestigio obtiene un permiso para embalsamar a su hija y retener el cadáver en su domicilio. A las pocas semanas del fallecimiento, comienza a correrse por Madrid la noticia que el Dr. Velasco y su ayudante sientan a su mesa el cadáver, que le han vestido de novia y que le cambian de ropa varias veces. Algunos afirman que el Dr. Velasco saca a pasear a su hija en el coche de caballos y que la sienta enfrente de él, al lado de la ventanilla.
En 1.890 el Museo de Ciencias Naturales toma la decisión de utilizar el antiguo museo del Dr. Velasco como una ampliación del suyo, y en 1.895 traslada allí su secciones de Antropología, Etnología y Prehistoria.

Madrid hacia arriba© 2010 | Manuel Romo