17 de junio de 2014

Colegio San Fernando


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Avatares del destino han llevado esta vez a M@driz hacia arriba a salirse de su habitual entorno urbanita y aventurarse por las procelosas tierras del Monte de Valdelatas, nada más y nada menos que a trece kilómetros ochocientos metros de la capital, por la más que bulliciosa autovía de Colmenar Viejo. En este punto kilométrico se encuentra el Colegio de San Fernando, una institución que el Beato Simón de Rojas, según unos, fundó allá por 1612, según otros en 1614. 

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Institución que, con tal antigüedad, es normal que a lo largo de su historia haya pasado por unas cuantas sedes. Comenzó a acoger “pobres de oficio, vagos de profesión y desamparados verdaderos” en una casa prestada a la que llamó Hospicio general de pobres del Ave MaríaPero realmente su primer emplazamiento "serio" fue en un edificio situado al final de la calle de Santa Isabel y de allí, en 1709, se trasladó a un edificio recién construido en la calle de Fuencarral número 84 (hoy nº 78), edificio desde entonces conocido como Real Hospicio Provincial del Ave María y Santo Rey Don Fernando, con una gran fachada churrigueresca obra del arquitecto madrileño Pedro de Ribera

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En 1919 tras declarar el edificio en estado de ruina, los allí asilados son trasladados provisionalmente a un par de pabellones inmundos situados en la cercana localidad de Aranjuez a los que llamaron la Casa Negra y la Casa Pontejos, donde permanecieron hasta 1924, fecha en que volvieron a ser trasladados provisionalmente, esta vez a un edificio de asilo en El Pardo. 

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Ese mismo año el Ayuntamiento de Fuencarral cede gratuitamente unos terrenos en el Monte de Valdelatas para la construcción de un moderno edificio que albergue el nuevo Hospicio. En 1926, y tras la pertinente subasta de las obras, su majestad el rey Alfonso XIII colocará la primera piedra. Las nuevas instalaciones son levantadas en estilo castellano, con ladrillo visto y con cajones de mampostería. 

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Consta el complejo de ocho pabellones de dos plantas cada uno y en cada piso dos módulos para cincuenta alumnos cada uno, por lo que su capacidad total era de 1.600 niños acogidos. Completan el conjunto una granja, talleres, amplios jardines, aulas de enseñanza, biblioteca, zona deportiva, oficinas, viviendas para los gestores de la instalación y una iglesia, hoy habilitada para gestionar el banco de alimentos de Madrid. 

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En 1934 se hizo cargo del complejo la Diputación Provincial de Madrid, desterrando la palabra hospicio de su nombre y empezando a funcionar como Colegio de San Fernando. Durante la República también se le conoció por Hospicio Provincial Pablo Iglesias, pues durante su niñez estuvo acogido en dicha institución. Desde su fundación aquí se ha atendido a la enseñanza de oficios, luego de Formación Profesional y, desde los años ochenta, en que deja su orientación de hospicio, a las enseñanzas de la ESO, Bachillerato y Ciclos Formativos. 

 Fuente: Antiguos alumnos del Colegio San Fernando
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28 de mayo de 2014

Puerta de Hierro



La Puerta de Hierro es un arco monumental, que a diferencia de las puertas de Alcalá, Toledo o San Vicente, se encuentra en las afueras del casco urbano, al noroeste de Madrid. Data de principios de la segunda mitad del siglo XVIII (1751-1753) y fue erigida durante el reinado de Fernando VI para dar entrada a una de las reservas de caza de la monarquía española, el Real Sitio de El Pardo. 

El diseño de la puerta se debe al ingeniero Francisco Nangle y su construcción se encargó al arquitecto Francisco Moradillo, que contó con la colaboración del escultor de Carrara, Giovanni Domenico Olivieri (1706-1762) y con la del maestro rejero Francisco Barranco

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Para construir esta puerta de estilo barroco clasicista, se utilizó piedra blanca de Colmenar de Oreja y granito. Consta de un arco central de medio punto, rematado por un frontón sujeto por dos contrafuertes y dos pilastras dóricas toscanas. Todo el conjunto está decorado con bajorrelieves que hacen referencia a motivos de caza y militares. Coronan el frontón el escudo real entre banderas y flanqueado por dos esfinges.

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Las pilastras se rematan con elaborados jarrones de los que brotan unas llamaradas y uniendo todos estos elementos arquitectónicos, una fantástica verja de hierro forjado obra del rejero Barranco. Hoy en día y desde 1991 la puerta se encuentra a pocos metros de su emplazamiento original, en una isleta ajardinada en la confluencia de la autovía A-6 y la autovía de circunvalación M-30. 

  
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16 de mayo de 2014

San Isidro desde la barrera



Dicen que San Isidro no hay más que uno, como las madres, y que su feria es como el Mundial del toreo, pero con treinta y un partidos seguidos y todos en el mismo campo. Dicen que Las Ventas es el cielo para los toreros cuando se ven con las dos orejas en la mano y que su Puerta Grande es lo más envidiado. Dicen que es la plaza más difícil y más dura y en la que los trofeos son pocos, pero justos. Vamos a ver qué dicen esas “Historias de San Isidro”. 
Dicen que aunque ya había en 1894 costumbre en Madrid de “dar toros” con motivo del día del patrón, no es hasta un día 15 de mayo, pero de 1947, cuando realmente se llevó a la práctica el proyecto largamente madurado por el entonces empresario de Las Ventas, D. Livino Stuyck. Ese 15 de mayo fue el día en que se celebró oficialmente la primera corrida madrileña de la feria de San Isidro. El cartel de inauguración lo componían Rafael Ortega “Gallito”, Manuel Álvarez “Andaluz” y Antonio Bienvenida con toros de Rogelio Miguel del Corral. 
Un año más tarde, en 1948, en la segunda feria taurina en honor del santo patrón, Agustín Parra “Parrita”, tras cortar dos orejas, abrió la lista de diestros que han salido a hombros por la Puerta Grande de Las Ventas. 
En la feria de 1949 Luis Miguel Dominguín protagonizó uno de los hechos más comentados del toreo. Como el público de Madrid le recibiera en Las Ventas de forma un tanto fría, mediada una faena, se plantó chulescamente en el centro del ruedo y levantando el dedo índice de la mano derecha, se autoproclamó el número uno del toreo. Aquel gesto le valió insultos e improperios a lo largo de casi toda su carrera. 
En los festejos de 1953, dicen las crónicas, que lo más destacado fueron los lances de capa y un terno del Jumillano que costó siete mil pesetas. 
En 1954 confirmó alternativa Manuel Jiménez “Chicuelo II” devolviendo un toro tan manso, que salió a buscarle el mayoral de la ganadería y tras acariciarle y darle de comer se lo llevó hacia los corrales. 


En mayo de 1957 el diestro de Santa Olalla, Gregorio Sánchez, cuajó tan buena faena que le fue concedida una oreja. El toledano no estuvo de acuerdo con el trofeo y dedicó groseros gestos a la presidencia. A la salida fue detenido y conducido a la Dirección General de Seguridad. 
En la feria isidril de 1961, tomó la alternativa Santiago Martín “El Viti”. Tras esta aparición, toreó en esta plaza otras cincuenta y dos tardes, cortó cuarenta orejas y salió a hombros por la Puerta Grande en trece ocasiones. 
En la de 1962, por primera vez en la historia de la feria de San Isidro figuraban en cartel los hermanos Curro, César y Efraín Girón, cortando una, tres y una orejas respectivamente, siendo los triunfadores de esa feria. 
El 14 de mayo de 1964, en la explanada de Las Ventas, se descubría un monumento dedicado al científico escocés Alexander Fleming. Obra del escultor Luis Laiz con la que los toreros agradecen el descubrimiento que tantas vidas salvaría, la penicilina. 
Es el año en que por primera vez el festejo es televisado en directo por Televisión Española. Debuta en Las Ventas un torero analfabeto y sin oficio, de vida azarosa, y difícil etapa novilleril, Manuel Benítez Pérez “El Cordobés”. El toro “Impulsivo”, durante la faena de muleta, le hiere de gravedad, siendo operado en la plaza. Hecho insólito, y máxime el Las Ventas, es que sin haber entrado a matar la presidencia le concediera una oreja, que le llevaron a la enfermería. 
Uno de los mayores escándalos de la feria de San Isidro lo protagonizó en 1967 el diestro de Camas, Curro Romero, cuando se niega a matar al segundo toro de su lote, arguyendo que el toro estaba ya toreado. Bronca fenomenal, insultos y lanzamiento de todo tipo de objetos. Pasa la noche en la Dirección General de Seguridad y al día siguiente vuelve a torear en Las Ventas, cuajando una faena que le vale salir a hombros por la Puerta Grande. 
En la feria de 1970 se habló mucho sobre la “espantá” que hizo Manuel Benítez “El Cordobés” tras cortar las cuatro orejas de los toros de su lote, saliendo urgentemente hacia el aeropuerto de Barajas a coger su avioneta, en compañía de una misteriosa rubia con la que estuvo tres días encerrado en su finca de Villalobillos. 


Feria de polémica extra taurina fue la del 9 de mayo de 1971. Toreaba Juan Carlos Beca Belmonte un toro del hierro de Carreros y al crítico taurino del periódico Madrid no se le ocurrió otra cosa que escribir en su crónica: “Juan Carlos se quitó de encima al Carrero de un bajonazo y otras agresiones traidoras semejantes”. El Ministerio de Información y Turismo quiso ver intención política en los nombres de Juan Carlos, Príncipe de España, y Carrero, Vicepresidente del Gobierno. El cronista fue investigado y tras probar su pasado requeté, triunfador de la contienda del 36, hombre de bien y español intachable, todo quedó en una curiosa anécdota. 
También en la feria de 1971, el 14 de mayo, se celebra la primera corrida de rejones. Actuaron los hermanos Ángel y Rafael Peralta, Álvaro Domecq y José Samuel Lupi, grupo al que se denominó como “Los cuatro jinetes del apoteosis”. 
La feria programada para el 22 de mayo de 1972 fue una de las de más enjundia que ha tenido Las Ventas. Toros de Atanasio Fernández y los diestros Andrés Vázquez, Curro Rivera y Palomo Linares. Tras acabar Palomo con el quinto, con una faena de cuarenta y un muletazos, los siete primeros de rodillas, llegó el escándalo, al concederle el presidente de la corrida el rabo del toro “Cigarrón”. Hasta hoy, primer y último rabo concedido en la feria del patrón de Madrid. Hacía treinta y siete años, desde que Curro Caro lo logró en 1935, que no se concedía un rabo en Las Ventas. Los buenos aficionados del coso de Madrid consideraron esta concesión de tal sacrilegio, que costó al día siguiente la destitución del comisario que concedió el trofeo. 
Pasamos a la feria de 1976, en la que se anunciaba el debut de un rejoneador de dieciséis años, contratado por 175.000 pesetas, Joao Moura. Realizó una faena tan impecable, que el público de Madrid quedó cautivado, lo sacó a hombros por la Puerta Grande y, además, le contrató para la Corrida de Beneficencia por un millón de pesetas. 


Feria de San Isidro de 1982, televisada en directo y conocida como “la corrida del siglo”. Ganadería de Victorino Martín y matadores Ruiz Miguel, Luis Francisco Esplá y José Luis Palomar. Se repartieron seis orejas y salieron a hombros. Vuelta al ruedo para Esplá tras banderillear al quinto. Antes de la estocada final, se quita el corbatín y lo anuda a un pitón del toro. El público gritará ¡Esto es la fiesta! 
Festejo isidril de 1992, día aciago para el diestro Fernando Cepeda que en Madrid, Las Ventas y San Isidro vio, según los entendidos, lo peor que le puede pasar a un torero, que le devuelvan vivo un toro a los corrales. El primero de su lote le salió manso, se puso a la defensiva y fue imposible a la hora de matar. Cepeda administró al pobre animal un pinchazo, media trasera, una estocada baja, otra media, otros cuatro pinchazos y otra media estocada antes de escuchar el tercer aviso, que obliga a mandar al toro a los corrales. 
Fue en la feria de 1998 donde Curro Vázquez, como padrino, y David Luguillano, como testigo, dieron la alternativa a Cristina Sánchez, y el astado “Gironero” el que la confirmó como matadora. 
Era la primera mujer en recibir la alternativa en una plaza europea, la primera mujer en obtener la confirmación en Las Ventas y la quinta mujer en la historia en consagrarse como matadora de toros. 


Fuentes: Foto b/n fondos fotográficos de la Fundación Diario Madrid 
Exposición “Historias de San Isidro” del 13 al 23 de mayo 
Sala de exposiciones de la Fundación Diario Madrid. Calle Larra, 14 

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21 de abril de 2014

Compañía Inmobiliaria Metropolitana (y II)

 
Hasta ahora, todas las construcciones que había levantado la Compañía Inmobiliaria Metropolitana estaban enclavadas en la propia avenida de la Reina Victoria y calles adyacentes, como en la calle de Federico Rubio y Gali o en la calle del General Ibáñez de Ibero, pero continuando su labor de fomentar el desarrollo y engrandecimiento de la capital tras la devastación causada por la Guerra Civil, se proponen construir en el centro de Madrid un inmueble que esté en consonancia con la importancia que está adquiriendo la Compañía. 


Compran en condiciones que "juzgan convenientes" un lote de terrenos que forman uno de los solares mas importantes del centro de la capital con fachadas a la Gran Vía de José Antonio, calle Ancha de San Bernardo y calle de Isabel la Católica. Consta dicho solar de una superficie total de 5.216 metros cuadrados y una línea de fachadas de 257 metros lineales, de los cuales 136 metros corresponden a la avenida de José Antonio. 

En esta importante arteria madrileña no existe ningún edificio que cuente con esta longitud de fachada. Sobre este terreno la Compañía proyecta edificar un gran inmueble en donde se dispondrá de un considerable número de viviendas de diferentes tipos y rentas, oficinas y despachos, un hotel, un teatro, una sala de exposiciones, comercios, almacenes con acceso directo para camiones, aparcamientos en el segundo sótano y restaurantes en las sucesivas terrazas escalonadas del edificio. 




El porvenir mercantil al que está llamada a adquirir esta zona de Madrid y la organización que ya posee la Compañía, invitan a ésta a convocar otra Junta general extraordinaria de accionistas el 29 de marzo de 1944 para proponer otra ampliación de capital social en otros veinticuatro millones de pesetas distribuidos en cuarenta y ocho mil acciones por un valor de quinientas pesetas nominales cada una que serán desembolsadas escalonadamente “a medida que la marcha de las obras lo exija”


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14 de abril de 2014

Compañía Inmobiliaria Metropolitana (I)

 
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Acogiéndose a una ley especial de 7 de julio de 1934, llamada del Paro, se constituye en marzo de 1935 la Compañía Inmobiliaria Metropolitana, cuyo objeto social no era otro que la construcción de viviendas, bien para explotarlas directamente mediante arriendo, o bien para cederlas para su venta, ya fuera al contado o a plazos. El capital inicial del que se dispuso entonces fue de un millón de pesetas, distribuido en dos mil acciones de quinientas pesetas cada una. 

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Avenida de la Reina Victoria, 46, 48 y50

Con este capital se llegaron a construir las casas números 46, 48 y 50 de la avenida de la Reina Victoria. Solamente al año siguiente de constituirse la compañía ya amplían capital al doble, o sea, dos millones de pesetas y con éste se comienza la construcción de un moderno edificio que correspondería al número 2 de la calle del General Ibáñez de Ibero. Viéndose obligados a suspender esta última obra en julio de 1936, al estallar la Guerra Civil. 

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General Ibáñez de Ibero, 2

Situadas las cuatro edificaciones acometidas hasta la fecha en zona muy castigada durante la guerra, sufren importantes destrozos, que una vez acabada la contienda, ya en los primeros días de abril de 1939, comienzan las obras de reconstrucción, quedando reparados los cuantiosos desperfectos de las cuatro fincas en febrero de 1940. Durante este mismo año la compañía vuelve a ampliar su capital social, esta vez, a cuatro millones de pesetas con los que no dudan en comenzar inmediatamente la construcción de otros dos inmuebles en la misma zona y que serán: el número 61 de la avenida del Doctor Federico Rubio y Gali y el número 23 de la avenida de la Reina Victoria. 

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Avenida de Reina Victoria, 23

Al año siguiente, en marzo de 1941, en Junta general extraordinaria de accionistas se acuerda la ampliación social de capital a veinticuatro millones de pesetas y se aprueba acometer la construcción de un gran bloque de viviendas también en la avenida de la Reina Victoria. 

Mi más sincero agradecimiento a mi amiga Pilar Codina, que conociendo mi interés por Madrid y por su arquitectura, tuvo a bien obsequiarme con una documentación original de la compañía, fechada en 29 de marzo de 1944.


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3 de marzo de 2014

Institución del Divino Maestro

 
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La Institución del Divino Maestro, cuyo lema es, “Id y enseñad”, es una fundación benéfico-docente que se encuentra ubicada en la calle de San Vicente Ferrer, 82, en el barrio de Universidad, distrito Centro de Madrid. Fue promovida y patrocinada por el Arzobispado de Madrid en el año 1927 y finalmente fundada por el obispo de Madrid-Alcalá, don Leopoldo Eijo y Garay (1878-1963), para internado de estudiantes de Magisterio. 

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Desde el año de 1946 está regentada por la Congregación de Misioneras del Divino Maestro, congregación fundada por el obispo de Orense, D. Francisco Blanco Nájera, más conocido por “Pachico” (1889-1952), y por la religiosa zamorana, Dª Soledad Rodríguez Pérez, más conocida por “Solita” (1904-1965). Actualmente, la institución continua con su labor docente como colegio y residencia de estudiantes, no sólo de Magisterio, sino de todo estudiante universitario que lo solicite.
 
 
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19 de febrero de 2014

Madrid 1910-1935


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La exposición Madrid 1910-1935, pretende ofrecer una visión sobre los cambios operados en la ciudad durante las tres primeras décadas del siglo XX, un Madrid que buscaba convertirse, como cualquier ciudad europea, en una ciudad moderna. Para ello se producen en el interior del casco histórico remodelaciones, ampliaciones y demoliciones que provocarán múltiples debates urbanísticos protagonizados por los técnicos del Ayuntamiento, por higienistas, por ingenieros, por arquitectos y por urbanistas. 


Esta nueva ciudad al ir creciendo necesitaba comunicar sus cada vez más distantes extremos, modernizar sus transportes, ampliar vías y calles, ensanchar calzadas para dar paso a una maraña circulatoria. Necesitaba también sanear y planificar las nuevas formas de abastecimiento, acordes con el incremento demográfico, sin olvidarse de adornar y embellecer sus plazas y glorietas. Precisaba igualmente canalizar un río de difícil comportamiento hidrológico, aunque para ello las castizas lavanderas tuvieran que decir adiós. Como también centros médicos, atención asistencial, escuelas, bibliotecas y espacios como la Casa de Campo abierta a los madrileños con la llegada de la segunda República. 

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Para esta exposición, el Ayuntamiento de Madrid se sirve, en su mayor parte, del material del Servicio Fotográfico Municipal, servicio creado en 1914, para dejar constancia de todos estos cambios, incluyendo imágenes de fiestas, procesiones, verbenas, desfiles y otro tipo de similares eventos, donde el ciudadano se sentía protagonista de las transformaciones de la ciudad y que apenas pudo disfrutar, pues fue fatalmente interrumpido en 1936, con el estallido de la Guerra Civil. Si te gusta Madrid y la fotografía, no te puedes perder: “Madrid 1910-1935, fragmentos visuales, secuencias y contrastes de una ciudad en transformación”, en la sala I del Centro Cultural Conde Duque, del 14 de febrero al 20 de abril. Entrada libre.
 
 
Texto de la gráfica y fotos de la exposición.
Madridpolis©2013 | Manuel Romo

29 de enero de 2014

Teatro Real




El Teatro Real, una de las salas de ópera más importantes del mundo, está situado entre la Pza. de Isabel II y la Pza. de Oriente, frente al Palacio Real y la catedral de la Almudena. La construcción del teatro fue promovida por la reina Isabel II, gran devota de la música al igual que su madre Doña María Cristina, que quería dotar a Madrid de un teatro para la Corte, cediendo unos terrenos conocidos a principios del XVIII como los Caños del Peral. Los arquitectos encargados de la obra fueron Antonio López Aguado (1764-1831) y, tras la muerte de éste, Custodio Teodoro Moreno (1780-1854), creando un edificio de planta hexagonal irregular con dos fachadas principales.


La decoración interior fue ejecutada por expertos de la época como Rafael Tejeo y Eugenio Lucas. Entre otros detalles constaba de un gran tocador, floristería, confitería, café y varios salones de baile. Fue inaugurado el 19 de noviembre, día de la onomástica de la soberana, de 1850 con la obra “La favorita” de Gaetano Donizetti. 


En 1887 un incendio dejó el teatro bastante afectado, pero continuó funcionando hasta 1925 en el que por un Real Decreto se clausuró por su lamentable estado. Cuatro décadas más tarde la Fundación Juan March se encargará de su reconstrucción y de reabrir sus puertas en 1966. A lo largo de su historia pasará por distintos usos: sala de conciertos, de baile y también por distintas remodelaciones, hasta que en 1997 tiene lugar su reinauguración recuperando su función original como teatro de ópera. De esta última modernización se encargaron los arquitectos José Manuel González Valcárcel, Miguel Verdú Belmonte y Francisco Rodríguez Partearroyo. 


Hoy en día es notable la mezcla de sus anteriores etapas. Se accede por el vestíbulo, antiguamente cuadrado, que ahora dispone de una columnata elíptica de madera y dos escaleras imperiales que comunican sus nueve plantas. En la segunda planta diversos salones unidos por rotondas rodean el perímetro de la sala. Decorados de diferentes colores todos cuentan con alfombras realizadas exclusivamente para el teatro por el famoso artesano Manuel Morón. Destacan sus lámparas y tapices algunos de los siglos XVII y XVIII. La zona que hoy ocupa el restaurante en su tiempo fue uno de los salones de baile e incluso un hemiciclo donde se reunieron los diputados durante una legislatura mientras se construía el actual edificio del Congreso de los Diputados. 


Pero sin duda la joya es la sala principal reproducida como en 1850 de estilo clásico italiano y en forma de herradura. Cuenta con 1746 butacas que disponen de una perfecta acústica, el foso de la orquesta, una lámpara de 2.700 kilos y una caja escénica que con la tecnología más avanzada se ha convertido en el tesoro del teatro. En el siglo XVIII por una peseta se podía acceder al edificio, de ahí los llamados “peseteros del frac”, eran jóvenes de clase baja que iban en busca de una esposa rica a la ópera con la esperanza de que alguna de las familias adineradas les invitase a su palco a ver la función. Un teatro que un día pisaron personalidades como Verdi, Stravinski y Strauss y que hoy sigue siendo referente internacional. 

 
M@driz hacia arriba©2006-2014 | Manuel Romo

30 de noviembre de 2013

El Niño Pedrín

 



       
A tan sólo unos cincuenta kilómetros de Madrid en una de las laderas del Monte Abantos, 
 monte que ya en la época pre-romana de los Vetones fue el lugar elegido para comunicarse 
 con los dioses, dominando unas magníficas vistas sobre San Lorenzo de El Escorial, 
 se encuentra la ya mítica cruz de granito erigida a finales del siglo XIX para dejar constancia 
 del luctuoso hecho ocurrido en ese mismo punto donde se alza. 
 Ocurrió el 10 de febrero de 1893,  a Pedro Bravo y Bravo más conocido por el niño Pedrín. 
 Es la historia de un muchacho de ocho años, monaguillo del monasterio, que un día tras 
 terminar el oficio, desapareció sin dejar rastro y que al cabo de una semana de incesante 
 búsqueda por vecinos y por la propia guardia civil, según expresan los propios lugareños, 
 por fin fue encontrado “hueco, sin sangre”.
 

Una fría noche de febrero, en su ronda habitual, dos guardias forestales dieron con el cuerpo  semioculto brutalmente asesinado de un niño con tremendas erosiones en el cuello y las extremidades, pistas que condujeron a un posible culpable “El Chato” un vecino del pueblo que fue acusado del crimen y al que condenaron tan sólo a ocho años de presidio. 
Aunque nunca se supo el motivo, la leyenda especula que fue secuestrado dentro del monasterio, víctima de una conspiración, por un vecino perturbado. 
Pero si lo que os interesa no son tanto las curiosidades morbosas sino la belleza del paisaje, os recomiendo que visitéis en el mismo Monte Abantos en su vertiente sureste, el arboreto Luis Ceballos. Se encuentra a 1.300 metros de altitud, tiene unas 250 especies de árboles y arbustos y toma su nombre del naturalista Luis Ceballos y Fernández de Córdoba que nació en San Lorenzo del Escorial en 1896.
 

M@driz hacia arriba©2006-2013 | Manuel Romo