7 de marzo de 2013

Futuro Museo de Arquitectura



En un acto celebrado en el Palacio de Cibeles, el arquitecto argentino Emilio Ambasz (70 años) ha hecho la presentación de un proyecto para convertir un edificio del Paseo del Prado número 30,"en malas condiciones, sin salidas de emergencia, que no cumple los requisitos de seguridad, cubierto de venenoso amianto, con una cantidad de escaleras que no llevan a ninguna parte, patios de luz que quitan un montón de espacio y galerías demasiado estrechas", cedido por el Ayuntamiento, en Museo de Arte, Arquitectura, Diseño y Urbanismo (MAADU). "Un museo con un título un poco pretencioso, pero que honrará aquellas obras y objetos que mueven el corazón, no aquellas que son sólo sostenibles y prácticas"


Se invertirán en su construcción 4,5 mill0nes de euros y dos años en las obras. Se habilitarán 3.672 metros cuadrados "sin acrobacias estructurales pero memorable, fácil de ser recordado por un niño". Constará de cinco plantas y sus fachadas estarán cubiertas por jardines verticales "una gran y linda alfombra para ser mirada". El interior carecerá de luz natural "como debe ser un museo, un espacio neutral". 


Emilio Ambasz, por medio de la fundación que lleva su nombre, aportará otros 5,5 millones y se encargará del diseño, construcción y funcionamiento durante 75 años.
"Pensé en construirlo en Nueva York, enfrente del Museo de Arte Moderno, pero allí ya hay mucha gente que hace esto, y aquí lamentablemente no. Es hora de tener confianza en el sentido de justicia de los españoles, y darles confianza: hay crisis pero pasará".

Fotografías: EL PAÍS


M@driz hacia arriba©2006-2013 | Manuel Romo

30 de enero de 2013

Detalles con importancia


©M@driz hacia arriba

Hay que reconocer que nuestro cerebro es una máquina prodigiosa que a veces tiene la asombrosa capacidad de saber interpretar lo que nos quieren decir, en lugar de procesar lo que nos dicen literalmente, pues si no fuera de esta manera tan automática, yo creo que en la mayoría de las ocasiones nuestras circunvoluciones se retorcerían aún más si cabe y nos volveríamos un poco más locos de lo que nos gustaría estar. No hay más que practicar la saludable costumbre de darse unos paseos por las calles de Madrid...o por cualquier otra ciudad, porque en todas partes cuecen habas, y poner un mínimo de atención para darse cuenta de que, a veces por metedura de pata del rotulista, otras por precaria cultura del rotulador y otras por una simple patada a nuestro diccionario, los anuncios, reclamos y mensajes publicitarios que nos lanzan, son un variopinto escaparate que en algunos casos nos arrancan una agradable sonrisa y en muchas otras ocasiones nos chirrían tanto, que tenemos que hacer un alto en nuestro placentero paseo y plantearnos si entrar en el comercio a dar un tirón de orejas al anunciante, o ir directamente a una “comisaría de la lengua” a poner una denuncia. En cualquier caso, tengo que agradecer a todos estos “perpetradores de cartelería” que me hayan inspirado tema para escribir este singular artículo. Sin ellos, “Madrid hacia arriba”, quizás hoy no hubiera publicado nada.

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“Haguirre” o la cólera de Dios

 
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19 de enero de 2013

120 aniversario de Fundición Codina


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Desde finales del siglo XIX y a través de cinco generaciones de fundidores, la Fundición Codina, decana de las fundiciones y una de las más veteranas del mundo, ha poblado con su legado las calles de gran parte de Europa y América. Por ella han pasado unas 12.000 toneladas de bronce, material casi eterno, que una vez fundido han dado forma a miles de obras de más de 750 artistas.

Fundición que desde sus comienzos hasta mediados del siglo XX, se efectuaba con hornos de leña, labor ardua con este tipo de hornos para alcanzar los 1.200 grados de temperatura que se necesitan para fundirlo. Allá por 1887, Benito Codina se asocia en Barcelona con su cuñado Campins hasta que en 1906 deciden trasladar el negocio a Madrid, instalando la fundición en diferentes ubicaciones de la capital. Pero sería en la calle Albarracín, con tan solo 15 operarios, donde a mediados de los años 50 quedaría estable la sede. 

Las inquietudes de D. Benito le llevaron a viajar por varios países para ampliar conocimientos y conocer nuevas técnicas del fundido, y fue en Italia donde conoció y de allí importó el procedimiento de la fundición “a la cera perdida”, sustituyendo así al laborioso y costoso método “a la tierra”. Muchos son los artistas que confiaron sus obras al buen hacer de los Codina, entre los que podemos citar a Mariano Benlliure, Querol, Aniceto Marinas, Victorio Macho, Pablo Serrano, Higinio Basterra, Oteiza, Coullaut-Valera, Antonio López y un largo etcétera.

De este oficio tan desconocido dentro de las artes al que se dedicaron los Codina y gracias a grandes impulsores de las artes como los reyes D. Alfonso XIII y Dª. María Cristina, sólo en Madrid, surgieron maravillas escultóricas como: el monumento a Alfonso XII y el conjunto de ocho leones en el Parque del Retiro, el monumento al general Martínez Campos también en el Retiro, a Eloy Gonzalo (Cascorro) en el Rastro, la estatua ecuestre de Carlos III en la Puerta del Sol, las efigies de Velázquez, Goya y Murillo en las inmediaciones del Museo del Prado, las cuadrigas que coronan una entidad bancaria en la calle de Alcalá (1923), el grupo escultórico dedicado a Cervantes en la Plaza de España (1930) o la victoria alada que se yergue sobre la cúpula del edificio Metrópolis. 

D. Benito CodinaAlbarracín

Hoy en día, la generación de los bisnietos y tataranietos de D. Benito Codina continúa con esta larga tradición de fundidores, que desde 1999 se trasladaron a Paracuellos del Jarama, donde perpetúan esa complicidad, que siempre ha existido entre estos dos tipos de artistas, que son los escultores y los fundidores. 120 años de historia de la Fundición Codina que han merecido una excelente exposición en la Fundación Diario Madrid con una selección de obras para disfrutarlas de cerca y recrearse con los detalles. 

Fundación Diario Madrid. c/. Larra, 14. Hasta el 31 de enero. Entrada gratuita.

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13 de enero de 2013

Septenio


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Siete vidas tiene un gato, siete son los colores del arco iris, siete las notas musicales, siete los sabios de Grecia, siete las maravillas del mundo, también siete son los brazos de la menorah, siete los pecados capitales, siete los enanitos de Blancanieves, siete los días de la semana...y siete los años de existencia de este blog.

El tiempo pasa que da gusto y lo que empecé por entretenimiento tal día como hoy de un 2006 ya lejano, continua, con más o menos prodigalidad, en este incierto 2013. Parafraseando a un madrileño de pro como D. Ramón Gómez de la Serna, durante todo este tiempo he intentado mantener, sin que se caiga, la ceniza del cigarro, para conseguir la inmortalidad de lo efímero.

A veces me cansé y muchos de vosotros me animasteis a continuar, otras veces me volví a cansar y di con algo que merecía la pena contar y las más de las veces continué aquí porque hay gente al otro lado, porque me apasiona la fotografía y la arquitectura y, por supuesto, por amar y dar bombo, y a veces caña, a este Madrid de mis entretelas. 
Gracias a todos los seguidores y a todos los detractores, que los hubo, porque sin vosotros "Madriz hacia arriba" hubiera sido como una especie de modesto diario madrileño, atado con una cintita y guardado en un cajón.


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22 de diciembre de 2012

Navidad 2012



...y lo bueno que un día hicimos juntos, queridos compañeros, quedará.


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18 de diciembre de 2012

Ortografía municipal


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¿Sale mucho más caro poner los tildes en las placas de las calles de Madrid?

 

Señores munícipes, la llamada acentuación gráfica de las letras mayúsculas no es opcional, sino obligatoria, y afecta a cualquier tipo de texto. Y que yo sepa, la Real Academia Española de la Lengua nunca ha establecido una norma en sentido contrario. 


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Según esta sabia institución: Las letras mayúsculas, tanto si se trata de iniciales como si se integran en una palabra escrita enteramente en mayúsculas, deben llevar tilde si así les corresponde según las reglas de acentuación gráfica del español. No se acentúan, sin embargo, las mayúsculas que forman parte de las siglas. 

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¡Limpiemos, fijemos y demos esplendor!


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12 de diciembre de 2012

Palacio de Abrantes



Es bastante frecuente que cuando la fachada de un edificio presenta esgrafiados, muchos piensen que se trata de pinturas y este puede ser el caso del Palacio del Duque de Abrantes, edificio palaciego del siglo XVII que se encuentra en el número 86 de la calle Mayor. La construcción partió de un encargo que hizo en 1652 don Juan de Valencia el Infante, que compró cinco casas contiguas para que el arquitecto Juan Maza las derribara y levantara en el solar resultante un palacio lo más cercano a la Corte. 

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Mucho ha cambiado desde entonces su fisonomía original pues, además de las sucesivas reformas de los interiores, constaba de diferentes embocaduras en los balcones, aleros con menos voladizo, otra entrada principal y las esquinas a la calle de la Almudena y a la del Factor, estaban coronadas de flamantes torreones con chapitel. Tuvo que ser un edificio un tanto incómodo de habitar, pues desde 1656, el año de su terminación, fue pasando por innumerables manos, principalmente de la nobleza, hasta que finalmente, a mediados del siglo XIX, lo compraran los duques de Abrantes, que encargaron en 1845 una importante remodelación al arquitecto Aníbal Álvarez Bouquel (1806-1870). 


Entre sus más destacados propietarios figuran el caballero de la Orden de Alcántara, don Antonio de Valdés y Ossorio; el marqués de Alcañices, don Juan Enríquez de Borja y Almansa; las linajudas familias de los Cuevas y de los Pacheco; el senador don Manuel María de Santa Ana; el alcalde de Madrid don Ángel de Carvajal y Fernández de Córdoba, marqués de Sardoal. Incluso durante una época fue dividido en instancias a modo de pisos de alquiler. Allí se alojaron la sede del periódico La Correspondencia de España con su entonces propietario Ignacio Escobar, la Embajada Italiana con el conde Giuseppe Tornielli-Brusati y más tarde su sucesor el barón Renzis di Montano, a los que se debe la última reforma del palacio encargándosela al arquitecto Luis Sanz y Trompeta, que se valió de artistas italianos, concretamente milaneses, para embellecer las fachadas con la decoración de su último piso a modo de ático que hoy en día podemos observar. 

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Los temas de los paños esgrafiados son figuras tanto de niños como de adultos sujetando emblemas, guirnaldas vegetales y escudos. Finalmente durante la Guerra Civil es utilizado por la Brigadas Internacionales y al finalizar la contienda en 1939, la embajada se traslada al Palacio de los Marqueses de Amboage, figurando el palacio desde entonces como sede del Istituto Italiano di Cultura. 

 
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20 de noviembre de 2012

¿Modernidad?

Hoy voy a sacar un poco los pies del tiesto y en vez de limitarme a mi habitual campo blogueril de humilde observador-arquitectónico, he saltado atrevidamente la valla que lo delimita, para así poder hacer una pequeña incursión en otros pagos, y he venido a parar en el siempre florido campo lingüístico. Me explico. En un relativo corto espacio de tiempo, Madrid ha cambiado en muchos aspectos vertiginosamente. No sólo hemos ido perdiendo poco a poco gran parte de una exquisita arquitectura que precedió a este revuelto siglo XXI, sino que también nuestro vocabulario va cambiando paulatinamente, no siempre de forma lógica, y así vamos perdiendo casi sin darnos cuenta vocablos que seguramente ya nunca recuperaremos. Aun estando en contra de la mayoría de estos cambios, pues algunos son inevitables a causa de la aparición de nuevas tecnologías y por lo tanto ha habido también que inventar nuevos términos, hay que admitir que se nos han ido pegando del escuchar cotidiano y acabamos empleando inconscientemente estos extranjerismos cada vez con más frecuencia. Normalmente son anglicismos, aunque como desde hace unos años "ya somos europeos", también comienzan a colarse otras sustituciones innecesarias en nuestro rico, antiguo y mal parado léxico. Como muestra un pequeño botón, pero al fin y al cabo, botón.
  • ¿Quién no se ha quedado alguna vez sin plaza en un vuelo? Pues no te creas que te has quedado en tierra porque ya estaba el avión “petao”, no, es que había overbooking.
  • ¿Escuchas decir a la gente que se va unos días a un balneario?. ¡Qué cutrez!. Se va a disfrutar de los deliciosos chorros termales de un Spa.
  • ¿Queda muy feo que te compres ropa de saldo? No hay problema, si dices que te la has comprado en los “Outlet Arias”.
  • ¿Te crees que sales a la calle guapo/a, elegante o resultón/a? Ni hablar, ahora resulta que todos te ven fashion.
  • ¿Piensas que en el trabajo tu jefe te está acosando descaradamente?. Iluso, sólo te está haciendo mobbing.
  • Ni se te ocurra decir que vas a la peluquería, eso es para los viejos y los paletos. ¡Por favor, adecúa tu vocabulario y di que tienes hora con tu estilista!.
  • ¿Te miran como a un delincuente común si vas a comprar pan y pides la famosa pistola de toda la vida?. Insensato, no asustes al personal y prueba a pedir una baguette, ya que estarás en una boutique del pan.
  • En tu casa, aunque no te lo creas, ya no cambias canales, haces zapping; no anotas a tus contactos en una agenda, los virtualizas en un notebook; no disfrutas de un paseo por el campo, estás haciendo trekking; no te lavas el cerebro con un programa basura, te estás culturizando con un talk-show; las corseterías se han refinado y se han transformado en lingeries; la hora de máxima audiencia, ahora es prime time. Los artistas no se mueven entre bambalinas, sino por un extraño backstage, y voy a decir etcétera porque la lista sería, como una de las obras de Michael Ende, la historia interminable.
Pero ya metidos en harina, no quiero dejar de hacer mención de unos cuantos renombramientos que ahora me vienen a la cabeza y que siempre me llamaron la atención por estúpidos y absurdos y que en definitiva intentan disfrazar lo que no se puede ocultar, a saber: Fenómeno mediático (manipulación pública), país emergente (mano de obra barata), reestructuración empresarial (despido masivo), contrato en prácticas (trabajo precario), déficit público (despilfarro gubernamental) y efectos colaterales (perdón, pero te aguantas). 
Para terminar con mi crítica de estos despropósitos, me viene al pelo copiar la coletilla de un artículo atribuido al lenguaraz Pérez Reverte: ¿Estamos idiotas o qué?

Texto: Manuel Romo
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28 de octubre de 2012

Aleros de Madrid



No, no me estoy refiriendo a esos esforzados baloncestistas que juegan por los laterales de la cancha y que suelen encestar desde posiciones alejadas de la canasta. Como se puede apreciar claramente por las fotografías que acompañan este artículo, me estoy refiriendo a esa parte inferior de los tejados, que rebasa la línea del muro sobresaliendo de la fachada del edificio y que habitualmente sirve para desviar de ella las aguas llovedizas y no deterioren sus enfoscados y decoraciones. 

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A primera vista podríamos pensar que se trata de un simple elemento arquitectónico al que no hay que dar importancia y por eso prácticamente ni nos fijamos. Las fachadas con sus decoraciones y la forja de sus balcones, por poner dos ejemplos, parecen reclamar principalmente nuestra atención. 

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Normalmente no reparamos en ese otro tipo de detalles que, quizá por su simple utilidad, pierden importancia pero que sin duda también contribuyen a que la mayoría de las edificaciones queden decorativamente rematadas en sus partes altas. 

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A nada que nos fijemos, podemos apreciar en Madrid un gran muestrario de estos aleros, que vienen a corroborar la existencia de verdaderos trabajos artísticos, ya sea por su colorido, sus dibujos o por las tallas en los puntales de las vigas que los sustentan. Aquí os dejo una pequeña representación de aleros de Madrid. 


Texto y fotos: Manuel Romo
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6 de octubre de 2012

Cine del Callao


Cine del Callao 1930

Muy pobre es en realidad el capítulo modernista en nuestra ciudad, sin embargo, a partir de la primera década del siglo XX, parece que Madrid prefirió decantarse por el estilo Art Déco, presente en algunos edificios destinados, sobre todo, al cinematógrafo. Dentro de esta tendencia, una de las obras que más sobresale, aunque con desafortunadas modificaciones aún sobrevive, es el Cine del Callao. 

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Este emblemático edificio construido en 1926 y terminado un año después, se lo debemos al arquitecto madrileño Luis Gutiérrez Soto (1900-1977), apodado cariñosamente como “el arquitecto de los cines”, ya que tan sólo en Madrid construyó los cines: Europa, Barceló, La Flor, Rex, Narváez, Montera, Carlos III, Atocha, Dos de Mayo, Actualidades, entre otros. 

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El Cine del Callao, que es el que hoy nos ocupa, lo edificó sobre un solar en forma de V y excesivamente alargado, por lo que al fondo de dicho solar, con entrada por la calle de Jacometrezo, proyectó levantar el edificio destinado a oficinas y a su propio estudio, resolviendo así la longitud desmesurada que tendría la sala de visionado. 

Cine del Callao planosM@driz hacia arribaCine del Callao vestbulo

Constaba todo el conjunto: en su planta sótano con un gran salón de baile, la planta baja con una sala de proyecciones para mil quinientas localidades, la primera planta con un amplio vestíbulo que daba paso a un salón de té con balcones al patio de butacas, la segunda planta con una antesala que daba acceso a los palcos, en el ático una terraza, a cielo abierto, concebida para cine de verano y coronando el conjunto, el torreón de esquina que hacía las funciones de faro luminoso para atraer la atención de posibles espectadores. 

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La decoración del edificio original, tanto exterior como interior, estaba influenciada por las tendencias neobarrocas españolas, sugerencias vienesas y elementos art-déco, valiéndose el arquitecto para dar monumentalidad y elegancia al conjunto con, un cuerpo inferior almohadillado, una gran marquesina de hierro y cristal sustentada por cuatro tensores de acero, estatuas flanqueando su fachada principal, grandes paños con jarrones y motivos florales esgrafiados, óculos ovalados, vidrieras emplomadas, grandes vanos verticales con vidrios de colores e interiores con salones entelados o con pinturas al fresco y suntuosas lámparas de lágrimas de cristal. 

Cine del Callao sala de proyeccionesCine del Callao saln de t

El Cine del Callao fue inaugurado con la proyección de la película muda “Luis Candelas, el bandido de Madrid” y ya en el verano de 1929, se proyectó la primera película sonora y hablada estrenada en España, “El cantante de jazz”. Canta la popular frase zarzuelera que “las ciencias adelantan que es una barbaridad”, pero a juzgar por los cambios de imagen sufridos en este edificio, en pro de la tecnología, simplemente me parecen una barbaridad. El noventa por ciento de su decoración original ha desaparecido, !menos mal que es un edificio que goza de protección oficial!
 
 
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