19 de enero de 2013

120 aniversario de Fundición Codina


©M@driz hacia arriba

Desde finales del siglo XIX y a través de cinco generaciones de fundidores, la Fundición Codina, decana de las fundiciones y una de las más veteranas del mundo, ha poblado con su legado las calles de gran parte de Europa y América. Por ella han pasado unas 12.000 toneladas de bronce, material casi eterno, que una vez fundido han dado forma a miles de obras de más de 750 artistas.

Fundición que desde sus comienzos hasta mediados del siglo XX, se efectuaba con hornos de leña, labor ardua con este tipo de hornos para alcanzar los 1.200 grados de temperatura que se necesitan para fundirlo. Allá por 1887, Benito Codina se asocia en Barcelona con su cuñado Campins hasta que en 1906 deciden trasladar el negocio a Madrid, instalando la fundición en diferentes ubicaciones de la capital. Pero sería en la calle Albarracín, con tan solo 15 operarios, donde a mediados de los años 50 quedaría estable la sede. 

Las inquietudes de D. Benito le llevaron a viajar por varios países para ampliar conocimientos y conocer nuevas técnicas del fundido, y fue en Italia donde conoció y de allí importó el procedimiento de la fundición “a la cera perdida”, sustituyendo así al laborioso y costoso método “a la tierra”. Muchos son los artistas que confiaron sus obras al buen hacer de los Codina, entre los que podemos citar a Mariano Benlliure, Querol, Aniceto Marinas, Victorio Macho, Pablo Serrano, Higinio Basterra, Oteiza, Coullaut-Valera, Antonio López y un largo etcétera.

De este oficio tan desconocido dentro de las artes al que se dedicaron los Codina y gracias a grandes impulsores de las artes como los reyes D. Alfonso XIII y Dª. María Cristina, sólo en Madrid, surgieron maravillas escultóricas como: el monumento a Alfonso XII y el conjunto de ocho leones en el Parque del Retiro, el monumento al general Martínez Campos también en el Retiro, a Eloy Gonzalo (Cascorro) en el Rastro, la estatua ecuestre de Carlos III en la Puerta del Sol, las efigies de Velázquez, Goya y Murillo en las inmediaciones del Museo del Prado, las cuadrigas que coronan una entidad bancaria en la calle de Alcalá (1923), el grupo escultórico dedicado a Cervantes en la Plaza de España (1930) o la victoria alada que se yergue sobre la cúpula del edificio Metrópolis. 

D. Benito CodinaAlbarracín

Hoy en día, la generación de los bisnietos y tataranietos de D. Benito Codina continúa con esta larga tradición de fundidores, que desde 1999 se trasladaron a Paracuellos del Jarama, donde perpetúan esa complicidad, que siempre ha existido entre estos dos tipos de artistas, que son los escultores y los fundidores. 120 años de historia de la Fundición Codina que han merecido una excelente exposición en la Fundación Diario Madrid con una selección de obras para disfrutarlas de cerca y recrearse con los detalles. 

Fundación Diario Madrid. c/. Larra, 14. Hasta el 31 de enero. Entrada gratuita.

 M@driz hacia arriba©2006-2013 | Manuel Romo


13 de enero de 2013

Septenio


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Siete vidas tiene un gato, siete son los colores del arco iris, siete las notas musicales, siete los sabios de Grecia, siete las maravillas del mundo, también siete son los brazos de la menorah, siete los pecados capitales, siete los enanitos de Blancanieves, siete los días de la semana...y siete los años de existencia de este blog.

El tiempo pasa que da gusto y lo que empecé por entretenimiento tal día como hoy de un 2006 ya lejano, continua, con más o menos prodigalidad, en este incierto 2013. Parafraseando a un madrileño de pro como D. Ramón Gómez de la Serna, durante todo este tiempo he intentado mantener, sin que se caiga, la ceniza del cigarro, para conseguir la inmortalidad de lo efímero.

A veces me cansé y muchos de vosotros me animasteis a continuar, otras veces me volví a cansar y di con algo que merecía la pena contar y las más de las veces continué aquí porque hay gente al otro lado, porque me apasiona la fotografía y la arquitectura y, por supuesto, por amar y dar bombo, y a veces caña, a este Madrid de mis entretelas. 
Gracias a todos los seguidores y a todos los detractores, que los hubo, porque sin vosotros "Madriz hacia arriba" hubiera sido como una especie de modesto diario madrileño, atado con una cintita y guardado en un cajón.


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22 de diciembre de 2012

Navidad 2012



...y lo bueno que un día hicimos juntos, queridos compañeros, quedará.


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18 de diciembre de 2012

Ortografía municipal


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¿Sale mucho más caro poner los tildes en las placas de las calles de Madrid?

 

Señores munícipes, la llamada acentuación gráfica de las letras mayúsculas no es opcional, sino obligatoria, y afecta a cualquier tipo de texto. Y que yo sepa, la Real Academia Española de la Lengua nunca ha establecido una norma en sentido contrario. 


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Según esta sabia institución: Las letras mayúsculas, tanto si se trata de iniciales como si se integran en una palabra escrita enteramente en mayúsculas, deben llevar tilde si así les corresponde según las reglas de acentuación gráfica del español. No se acentúan, sin embargo, las mayúsculas que forman parte de las siglas. 

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¡Limpiemos, fijemos y demos esplendor!


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12 de diciembre de 2012

Palacio de Abrantes



Es bastante frecuente que cuando la fachada de un edificio presenta esgrafiados, muchos piensen que se trata de pinturas y este puede ser el caso del Palacio del Duque de Abrantes, edificio palaciego del siglo XVII que se encuentra en el número 86 de la calle Mayor. La construcción partió de un encargo que hizo en 1652 don Juan de Valencia el Infante, que compró cinco casas contiguas para que el arquitecto Juan Maza las derribara y levantara en el solar resultante un palacio lo más cercano a la Corte. 

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Mucho ha cambiado desde entonces su fisonomía original pues, además de las sucesivas reformas de los interiores, constaba de diferentes embocaduras en los balcones, aleros con menos voladizo, otra entrada principal y las esquinas a la calle de la Almudena y a la del Factor, estaban coronadas de flamantes torreones con chapitel. Tuvo que ser un edificio un tanto incómodo de habitar, pues desde 1656, el año de su terminación, fue pasando por innumerables manos, principalmente de la nobleza, hasta que finalmente, a mediados del siglo XIX, lo compraran los duques de Abrantes, que encargaron en 1845 una importante remodelación al arquitecto Aníbal Álvarez Bouquel (1806-1870). 


Entre sus más destacados propietarios figuran el caballero de la Orden de Alcántara, don Antonio de Valdés y Ossorio; el marqués de Alcañices, don Juan Enríquez de Borja y Almansa; las linajudas familias de los Cuevas y de los Pacheco; el senador don Manuel María de Santa Ana; el alcalde de Madrid don Ángel de Carvajal y Fernández de Córdoba, marqués de Sardoal. Incluso durante una época fue dividido en instancias a modo de pisos de alquiler. Allí se alojaron la sede del periódico La Correspondencia de España con su entonces propietario Ignacio Escobar, la Embajada Italiana con el conde Giuseppe Tornielli-Brusati y más tarde su sucesor el barón Renzis di Montano, a los que se debe la última reforma del palacio encargándosela al arquitecto Luis Sanz y Trompeta, que se valió de artistas italianos, concretamente milaneses, para embellecer las fachadas con la decoración de su último piso a modo de ático que hoy en día podemos observar. 

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Los temas de los paños esgrafiados son figuras tanto de niños como de adultos sujetando emblemas, guirnaldas vegetales y escudos. Finalmente durante la Guerra Civil es utilizado por la Brigadas Internacionales y al finalizar la contienda en 1939, la embajada se traslada al Palacio de los Marqueses de Amboage, figurando el palacio desde entonces como sede del Istituto Italiano di Cultura. 

 
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