13 de enero de 2013

Septenio


M@driz hacia arriba

Siete vidas tiene un gato, siete son los colores del arco iris, siete las notas musicales, siete los sabios de Grecia, siete las maravillas del mundo, también siete son los brazos de la menorah, siete los pecados capitales, siete los enanitos de Blancanieves, siete los días de la semana...y siete los años de existencia de este blog.

El tiempo pasa que da gusto y lo que empecé por entretenimiento tal día como hoy de un 2006 ya lejano, continua, con más o menos prodigalidad, en este incierto 2013. Parafraseando a un madrileño de pro como D. Ramón Gómez de la Serna, durante todo este tiempo he intentado mantener, sin que se caiga, la ceniza del cigarro, para conseguir la inmortalidad de lo efímero.

A veces me cansé y muchos de vosotros me animasteis a continuar, otras veces me volví a cansar y di con algo que merecía la pena contar y las más de las veces continué aquí porque hay gente al otro lado, porque me apasiona la fotografía y la arquitectura y, por supuesto, por amar y dar bombo, y a veces caña, a este Madrid de mis entretelas. 
Gracias a todos los seguidores y a todos los detractores, que los hubo, porque sin vosotros "Madriz hacia arriba" hubiera sido como una especie de modesto diario madrileño, atado con una cintita y guardado en un cajón.


M@driz hacia arriba©2006-2013 | Manuel Romo

22 de diciembre de 2012

Navidad 2012



...y lo bueno que un día hicimos juntos, queridos compañeros, quedará.


M@driz hacia arriba©2006 | Manuel Romo

18 de diciembre de 2012

Ortografía municipal


M@driz hacia arriba

¿Sale mucho más caro poner los tildes en las placas de las calles de Madrid?

 

Señores munícipes, la llamada acentuación gráfica de las letras mayúsculas no es opcional, sino obligatoria, y afecta a cualquier tipo de texto. Y que yo sepa, la Real Academia Española de la Lengua nunca ha establecido una norma en sentido contrario. 


M@driz hacia arriba

Según esta sabia institución: Las letras mayúsculas, tanto si se trata de iniciales como si se integran en una palabra escrita enteramente en mayúsculas, deben llevar tilde si así les corresponde según las reglas de acentuación gráfica del español. No se acentúan, sin embargo, las mayúsculas que forman parte de las siglas. 

M@driz hacia arriba

¡Limpiemos, fijemos y demos esplendor!


M@driz hacia arriba©2006 | Manuel Romo

12 de diciembre de 2012

Palacio de Abrantes



Es bastante frecuente que cuando la fachada de un edificio presenta esgrafiados, muchos piensen que se trata de pinturas y este puede ser el caso del Palacio del Duque de Abrantes, edificio palaciego del siglo XVII que se encuentra en el número 86 de la calle Mayor. La construcción partió de un encargo que hizo en 1652 don Juan de Valencia el Infante, que compró cinco casas contiguas para que el arquitecto Juan Maza las derribara y levantara en el solar resultante un palacio lo más cercano a la Corte. 

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Mucho ha cambiado desde entonces su fisonomía original pues, además de las sucesivas reformas de los interiores, constaba de diferentes embocaduras en los balcones, aleros con menos voladizo, otra entrada principal y las esquinas a la calle de la Almudena y a la del Factor, estaban coronadas de flamantes torreones con chapitel. Tuvo que ser un edificio un tanto incómodo de habitar, pues desde 1656, el año de su terminación, fue pasando por innumerables manos, principalmente de la nobleza, hasta que finalmente, a mediados del siglo XIX, lo compraran los duques de Abrantes, que encargaron en 1845 una importante remodelación al arquitecto Aníbal Álvarez Bouquel (1806-1870). 


Entre sus más destacados propietarios figuran el caballero de la Orden de Alcántara, don Antonio de Valdés y Ossorio; el marqués de Alcañices, don Juan Enríquez de Borja y Almansa; las linajudas familias de los Cuevas y de los Pacheco; el senador don Manuel María de Santa Ana; el alcalde de Madrid don Ángel de Carvajal y Fernández de Córdoba, marqués de Sardoal. Incluso durante una época fue dividido en instancias a modo de pisos de alquiler. Allí se alojaron la sede del periódico La Correspondencia de España con su entonces propietario Ignacio Escobar, la Embajada Italiana con el conde Giuseppe Tornielli-Brusati y más tarde su sucesor el barón Renzis di Montano, a los que se debe la última reforma del palacio encargándosela al arquitecto Luis Sanz y Trompeta, que se valió de artistas italianos, concretamente milaneses, para embellecer las fachadas con la decoración de su último piso a modo de ático que hoy en día podemos observar. 

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Los temas de los paños esgrafiados son figuras tanto de niños como de adultos sujetando emblemas, guirnaldas vegetales y escudos. Finalmente durante la Guerra Civil es utilizado por la Brigadas Internacionales y al finalizar la contienda en 1939, la embajada se traslada al Palacio de los Marqueses de Amboage, figurando el palacio desde entonces como sede del Istituto Italiano di Cultura. 

 
M@driz hacia arriba©2006 | Manuel Romo

20 de noviembre de 2012

¿Modernidad?

Hoy voy a sacar un poco los pies del tiesto y en vez de limitarme a mi habitual campo blogueril de humilde observador-arquitectónico, he saltado atrevidamente la valla que lo delimita, para así poder hacer una pequeña incursión en otros pagos, y he venido a parar en el siempre florido campo lingüístico. Me explico. En un relativo corto espacio de tiempo, Madrid ha cambiado en muchos aspectos vertiginosamente. No sólo hemos ido perdiendo poco a poco gran parte de una exquisita arquitectura que precedió a este revuelto siglo XXI, sino que también nuestro vocabulario va cambiando paulatinamente, no siempre de forma lógica, y así vamos perdiendo casi sin darnos cuenta vocablos que seguramente ya nunca recuperaremos. Aun estando en contra de la mayoría de estos cambios, pues algunos son inevitables a causa de la aparición de nuevas tecnologías y por lo tanto ha habido también que inventar nuevos términos, hay que admitir que se nos han ido pegando del escuchar cotidiano y acabamos empleando inconscientemente estos extranjerismos cada vez con más frecuencia. Normalmente son anglicismos, aunque como desde hace unos años "ya somos europeos", también comienzan a colarse otras sustituciones innecesarias en nuestro rico, antiguo y mal parado léxico. Como muestra un pequeño botón, pero al fin y al cabo, botón.
  • ¿Quién no se ha quedado alguna vez sin plaza en un vuelo? Pues no te creas que te has quedado en tierra porque ya estaba el avión “petao”, no, es que había overbooking.
  • ¿Escuchas decir a la gente que se va unos días a un balneario?. ¡Qué cutrez!. Se va a disfrutar de los deliciosos chorros termales de un Spa.
  • ¿Queda muy feo que te compres ropa de saldo? No hay problema, si dices que te la has comprado en los “Outlet Arias”.
  • ¿Te crees que sales a la calle guapo/a, elegante o resultón/a? Ni hablar, ahora resulta que todos te ven fashion.
  • ¿Piensas que en el trabajo tu jefe te está acosando descaradamente?. Iluso, sólo te está haciendo mobbing.
  • Ni se te ocurra decir que vas a la peluquería, eso es para los viejos y los paletos. ¡Por favor, adecúa tu vocabulario y di que tienes hora con tu estilista!.
  • ¿Te miran como a un delincuente común si vas a comprar pan y pides la famosa pistola de toda la vida?. Insensato, no asustes al personal y prueba a pedir una baguette, ya que estarás en una boutique del pan.
  • En tu casa, aunque no te lo creas, ya no cambias canales, haces zapping; no anotas a tus contactos en una agenda, los virtualizas en un notebook; no disfrutas de un paseo por el campo, estás haciendo trekking; no te lavas el cerebro con un programa basura, te estás culturizando con un talk-show; las corseterías se han refinado y se han transformado en lingeries; la hora de máxima audiencia, ahora es prime time. Los artistas no se mueven entre bambalinas, sino por un extraño backstage, y voy a decir etcétera porque la lista sería, como una de las obras de Michael Ende, la historia interminable.
Pero ya metidos en harina, no quiero dejar de hacer mención de unos cuantos renombramientos que ahora me vienen a la cabeza y que siempre me llamaron la atención por estúpidos y absurdos y que en definitiva intentan disfrazar lo que no se puede ocultar, a saber: Fenómeno mediático (manipulación pública), país emergente (mano de obra barata), reestructuración empresarial (despido masivo), contrato en prácticas (trabajo precario), déficit público (despilfarro gubernamental) y efectos colaterales (perdón, pero te aguantas). 
Para terminar con mi crítica de estos despropósitos, me viene al pelo copiar la coletilla de un artículo atribuido al lenguaraz Pérez Reverte: ¿Estamos idiotas o qué?

Texto: Manuel Romo
M@driz hacia arriba©2006 | Manuel Romo