12 de abril de 2009

Campo del Moro


Fue Felipe II el primer monarca que encargó un proyecto para salvar el desnivel existente entre el Alcázar de Madrid y la Casa de Campo, zona conocida como el Campo del Moro. Durante el siglo XVIII, lo intentaron Juan Bautista Sacchetti, Esteban Boutelou, Ventura Rodríguez y Francisco Sabatini. Sin embargo, las dificultades del terreno, el elevado coste de las obras y la escasez de agua impidieron su materialización.


Hacia 1810, por encargo de José Bonaparte, Juan de Villanueva emprendió unas obras de las que hoy se conserva una gruta, ornamentada con rocalla. Habrá que esperar al reinado de Isabel II (1833-1868) para que se inicie el ajardinamiento. La traída de las aguas del Lozoya a través del Canal de Isabel II resultó fundamental. En 1844, por iniciativa de Agustín Argüelles y de Martín de los Heros, el proyecto es encargado al arquitecto Narciso Pascual y Colomer. Para salvar los considerables desniveles se utilizaron como materiales de relleno los escombros extraídos durante la remodelación de la Puerta del Sol.


Con la revolución de 1868 y el fin de la monarquía isabelina el jardín volvió a caer en el abandono. Habría que esperar a 1890, durante la regencia de María Cristina de Habsburgo, para ver su impulso definitivo, gracias al jardinero catalán Ramón Oliva, con la plantación de más de 9.000 árboles, 8.800 arbustos, 12.000 rosales y 400 palmeras, entre otras especies. En 1898 se incluyeron varias casas góticas de madera de estilo suizo o tirolés, obra del arquitecto Repullés.


Los jardines están emplazados entre la fachada occidental del Palacio Real y el paseo de la Virgen del Puerto (antiguo Camino de Castilla). En el eje principal del jardín, sobresalen las fuentes de los Tritones y de las Conchas. La primera traída de Aranjuez, donde estaba desde 1657 por mandato de Felipe IV. La segunda del palacio de Boadilla del Monte y cedida por Fernando VII a su esposa María Cristina de Borbón, tras recibirla de los duques de San Fernando.


En 1931, fueron declarados de interés histórico-artístico. Durante la Guerra Civil Española sufrieron cuantiosos daños, restaurados en la década de los 40.



12 de marzo de 2009

Descalzas Reales


El Monasterio de la Madre de Dios de la Consolación y de la Asunción, más conocido como Monasterio de las Descalzas Reales, ocupa una antigua mansión que en el siglo XVI habría pertenecido a Pedro de Sotomayor, comunero de Madrid ejecutado en 1522. Confiscadas todas sus fincas y posesiones, pasaron en 1524 a manos de Alonso Gutiérrez, tesorero del emperador Carlos V.

En esta mansión, la emperatriz Isabel vivió y dio a luz a la princesa Juana de Austria (1535- 1573), princesa de Portugal, madre del rey don Sebastián de Portugal, hermana de Felipe II y fundadora del convento.


La obra fue responsabilidad de Antonio Sillero, mientras que la fachada del templo es un diseño de Juan Bautista de Toledo. Las obras de acondicionamiento que convirtieron el viejo palacio en un convento para monjas franciscanas finalizaron en 1564.
En aquella época, el edificio estaba todavía fuera del recinto de la villa de Madrid, formando parte del arrabal de San Martín. De ahí provienen los nombres de la actual calle del Postigo y de la plaza de San Martín.


Desde su fundación ostentó el título de Real y, desgraciadamente, el interior se quemó en un incendio en el siglo XVIII. A lo largo de los siglos, cuadros, capillas y relicarios lo han convertido en un museo que alberga obras de Rubens, Ribera, Murillo, Zurbarán, Tiziano, Carreño, Ricci, etc.


1 de marzo de 2009

Parque de la Fuente del Berro


Bernardino Fernández de Velasco, duque de Frías y conde de Haro, compró diversas tierras con el fin de construirse una quinta que se llamaría de Miraflores, de Frías o Huerta del Condestable.
En 1630, Felipe IV adquirió por 32.000 ducados la mencionada finca, que contenía ya, una casa con jardines, huertas, tierras de labor, viñas y arboledas, que gracias al arroyo Abroñigal era extraordinariamente rica en aguas.



La finca fue cedida en 1640 a unos monjes benedictinos del Monasterio de Montserrat. En 1703 fue comprada por María Trimiño Vázquez de Coronado, que años más tarde la legó a los Padres Mercedarios Calzados. Martín Estenoz adquiere la finca en 1800, y comienza a levantar la tapia, que delimitará el perímetro definitivo. A finales de ese siglo sufre una transformación para convertirse en un parque de recreo denominado los Nuevos Campos Elíseos, abiertos en 1900, que sustituyeron a los situados entre las actuales calles de Goya y Jorge Juan.



Contaban con una torre-mirador, una montaña rusa, caballitos, un velódromo, una sala de tiro al blanco, una ría con estanque y cascada, invernaderos y un restaurante de lujo que se instaló en el antiguo palacete ya existente, para celebrar conciertos y bailes de máscaras. Dejaron de funcionar a los dos años.



Es declarado "jardín histórico-artístico" en 1941 y después de pasar por numerosos propietarios, es adquirido por el Ayuntamiento de Madrid, en 1948, siendo alcalde el Conde de Mayalde. Se acometen las obras de acondicionamiento del jardín y la restauración del palacete para Instituto y Museo Arqueológico Municipal y se abren al público en 1954.
En ese tiempo su superficie era de 79.000 metros cuadrados, reduciéndose considerablemente por el trazado de la M-30. En la actualidad ocupa un espacio verde de más de 13 hectáreas, junto con los Jardines de Sancho Dávila, que se incorporaron en 1968.



El Parque de la Fuente del Berro, que se encuentra al final de la calle de Jorge Juan, está rodeado por los hotelitos de la Colonia Iturbe; por el Arroyo Abroñigal, hoy M-30; y la zona donde se ubicaban los antiguos traperos de Madrid, hoy “El Pirulí”. La entrada principal, por la calle Enrique D'Almonte, se compone de dos torreones almenados que abren la tapia de ladrillo y en la cual aparecen adosadas algunas construcciones del mismo material. Según se entra, puede apreciarse el antiguo palacete, hoy destinado a Centro Cultural, que conserva aún algunos restos de un jardín sevillano.



El parque, de tipo paisajista con terrazas escalonadas, está formado además, por praderas con sinuosos paseos y escaleras rústicas de piedra. Destacan el monumento a Bécquer, la estatua al poeta ruso Alexander Pushkin, una fuente con un gran jarrón de piedra, una cascada y un par de pequeños estanques, además de pavos reales, ardillas y patos.



El agua de la Fuente del Berro, fue considerada como la de mejor calidad de todo Madrid, incluso María Luisa de Orleáns no dejaba que faltara en su mesa el agua de dicha fuente, ya que era creencia popular que poseía propiedades curativas e incluso afrodisíacas. Se decía que cuando el rey daba fiestas, sus invitados preferían beber agua de la tal fuente, en detrimento de los vinos que se servían en su mesa. Hoy día su caudal es pobre, su calidad dudosa y nada recomendable.



8 de febrero de 2009

Parroquia de Santa Teresa



(Plaza de España, 14A)

El edificio fue construido como residencia de religiosos Carmelitas Descalzos por el arquitecto Jesús Carrasco Muñoz entre 1923 y 1928, si bien el proyecto databa de 1916.
Carrasco, proyectó el edificio como una fortaleza que reflejara el espíritu de Santa Teresa en “Las Moradas”, de ahí que su estilo tenga un marcado carácter medievalista, claramente perceptible en los torreones que flanquean la entrada de la iglesia y en las almenas de la parte superior.




Construido en hormigón armado, del exterior destaca su fachada neogótica y su interesante cúpula, que evoca la arquitectura bizantina y está adornada con mosaicos de colores amarillos, naranjas y rojos que brindan un espectáculo de irisaciones digno de contemplar con la puesta de sol.


16 de enero de 2009

Quinta de los Molinos


Situada en el barrio del Salvador, distrito de San Blas. Su nombre se debe a dos molinos de viento que se utilizaban para el riego y que aún siguen en pie. El parque de la Quinta de los Molinos fue en su origen una finca donada como regalo del Conde de Torrearias en 1920, al arquitecto alicantino Don César Cort Botí, profesor de Urbanismo, de la Escuela de Arquitectura y Concejal del Ayuntamiento, a cambio de la creación de un palacio para el Conde en la calle General Martínez Campos, de Madrid.

El núcleo inicial de la finca, en la zona situada al norte del camino de Trancos, fue un palacete construído en 1925 con marcada influencia de la llamada Secesión Vienesa y en especial, de la obra de Hoffman. Consta de tres plantas y cinco alturas, de unos 2200 metros cuadrados, con una torre central en la fachada principal y con sus muros de color rosa, dando la parte trasera a la calle Juan Ignacio Luca de Tena. 


También por estas fechas se realizó la Casa del Reloj de estilo más español y otras dependencias de carácter agrícola.
A partir de ahí, fue ampliando su superficie mediante diversas adquisiciones de terreno, hasta los años setenta en los que se llegó a alcanzar las 28,6 hectáreas de superficie.


El objetivo de Don César Cort fue recrear una finca de aspecto parecido a su lugar de origen, es decir, una finca agrícola del litoral mediterraneo, de ahí la presencia de cuadros de almendros, olivos y diversos elementos arquitectónicos como son los molinos. El agua para regar la finca era extraída mediante los citados molinos de viento, de pozos y manantiales subterraneos y después almacenada en albercas que también tenían una función decorativa.


Por esta finca circulaban dos modestos arroyos: El de Trancos al norte y el de la Quinta al sur. Cuenta también con una pequeña rosaleda, estanques de riego y un original pozo de ladrillo. Muchos caminos, dos molinos de viento, numerosas fuentes de distintas formas, arroyos, manantiales, un estanque y grutas, hacen de este parque, que esté considerado Jardín Histórico Artístico, así como Bien de Interés Cultural.


Para acceder a la Quinta pasamos por una entrada en forma de arco y unos edificios pequeños que se supone son para los encargados de la vigilancia y cuidado del parque.
Don César Cort muere en 1978, llegando los herederos a un acuerdo con el Ayuntamiento de Madrid en 1982, por el cual 21 hectáreas de la finca pasan a se zona verde de uso público y las 7 hectáreas restantes serán para construcción de viviendas.