29 de diciembre de 2010

Remates de Madrid



En detrimento de perderme todo lo que ocurre a pie de calle, a saber, cuerpos y cuerpas esculturales y no tanto, escaparates abarrotados de productos varios y luces multicolores, vendedores ambulantes de toda clase, raza y condición, autos deportivos que con sus líneas hacen babear a más de uno, gente enloquecida por las compras de las fechas que corren, y por supuesto, también miseria, pobreza, delincuencia e insalubridad, he fotografiado casi como un poseso allá arriba, donde se supone que acaba el Madrid civilizado y comienza su contaminado cielo.


Hay detalles muy conocidos por todo el que paseando o camino del trabajo se haya fijado un mínimo en las alturas madrileñas, pero también existen remates apenas percibidos por el ciudadano de a pie ya sea porque el edificio parece carecer de importancia o porque el implacable reloj no nos da tregua para tomarnos un respiro o porque nuestras cavilaciones son tan importantes como para no dejarnos disfrutar del trayecto cotidiano.


Remates que se prolongan hacia arriba como terminaciones nerviosas que parecen querer escapar de este Madrid que nos agobia y nos destruye y aun así, amamos y necesitamos porque aquí, como es mi caso, hemos nacido y hemos mamado “casi” todo lo que sabemos.


Terminaciones, en su mayoría, ideadas por arquitectos ya extintos que quisieron rematar sus construcciones con prominentes detalles arquitectónicos para hacer de este Madrid una ciudad aún más alta, notoria y estirada como correspondía a su dilatada y aristocrática historia.


La mayoría de estos arquitectos optaron por realzar sus obras coronándolas con elementos geométricos de clara inspiración gótica, con formas esféricas, piramidales o cónicas, afiladas flechas, agudos o romos pináculos y cresterías de complicados calados. Pero también los hubo que prefirieron rematar sus edificios con almenas a modo de fortaleza medieval o más al estilo de la Grecia y Roma Antigua, que son los más comunes y recurrentes por su simplicidad, con pebeteros, candelabros, vasos, jarrones, piñas, etc.


Si miramos hacia arriba y nos fijamos en esos “pequeños” detalles, apreciaremos todo un mundo de épocas y estilos, desde los comentados anteriormente, hasta los utilizados en nuestros días, pasando por Renacimiento, Clasicismo Francés, Rococó y Neoclásico.


Queridos amigos, lectores, y por qué no, enemigos si los hubiere, que no os preocupe que os pillen boquiabiertos en mitad de la calle mirando hacia arriba, porque eso quiere decir que estáis embelesados disfrutando de una colección de adornos arquitectónicos que, por estar a unos cuantos metros por encima de nuestros ojos, parece que nos olvidamos de observar.


Madrid hacia arriba©2006-2010 | Manuel Romo

9 comentarios:

  1. Romo, gracias por este estupendo repaso. Cómo dices, no hay que dejar de mirar hacia arriba!
    Saludos,

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  2. Es verdad, cuantas maravillas nos pasan desapercibidas porque solo miramos al frente. Menos mal que tú siempre nos muestras lo que nuestros ojos por vaguería nuestra no ven.
    Gracias Manuel por este post tan descubridor de las alturas de Madrid.

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  3. Vaya pedazo de fotos (y de texto), qué bien se aprecian los detalles y mira que están altos esos remates!! Desde luego, Manuel, despides el año saliéndote!!

    Creo que lo expresas muy bien: vamos tan deprisa que nos perdemos uno de los grandes atractivos de Madrid, sólo hay que alzar un poquito el cuello para darnos cuenta de que, por ahí arriba, hay un universo completamente diferente.

    Por cierto, hay otro tipo de "remates", que son los de las obras. Qué mal rematados están los trabajos de las últimas reformas: losas que no encajan, superficies desniveladas, chapucillas varias... Será que no nos cuestan!!

    Un abrazo y felicidades, Jesús

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  4. Gracias a tí, Mcarmen.
    Hay que mirar hacia arriba pero con cuidadín: zanjas, detritus perrunos, etc.
    Feliz año y...¡Salud!

    Gracias Bélok.
    En realidad no es este tu caso, tu también nos muestras las alturas, sobre todo de templos, incluso de cúpulas "desaparecidas", jeje.
    Feliz 2011 y...¡Salud!

    Muchas gracias Jesús, el mérito es de la cámara, un día con aire limpio y luz adecuada hacen el resto.
    Ya lo dije en varias ocasiones, mirar hacia arriba comporta también disgustillos: rodillazos a bolardos, topetazos a congéneres, conatos de atropello, etc.
    Los "remates" actuales, como bien dices, son chapucillas ¿dónde están los profesionales?
    Cada vez es más raro quedar satisfecho al cien por cien con el servicio, proporcionalmente inverso a los impuestos.

    Felicidad infinita en 2011 y sucesivos y...¡Salud!

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  5. Siempre en las nubes!!! título de una canción de un madrileño vallekano que tiene letras para todo.

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  6. Encantador, Manuel, un post dedicado a las maravillas que coronan los edificios madrileños, ¡lo merecían!
    Estará contaminado, pero ese cielo azul que hemos disfrutado estos días, me enamora.
    salud para tí!

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  7. Qué le voy a hacer Natalia, pero no creas, ¡a veces también bajo a los suburbios!.
    Tengo que escuchar esa canción, ahora mismo no caigo ni en el tema, ni en ese vallekano. Me has picado la curiosidad.

    Besos.


    Muchas gracias Mercedes.
    Tienes toda la razón, en este caso lo de contaminado era como una especie de licencia poética, lo cierto es que estos últimos días de frío y aire limpio han dejado ver ese azul inigualable del cielo de Madrid que de hecho me ha invitado a fotografiar hacia arriba.

    Un beso.

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  8. ROMO: Pájaros en la cabeza de Ismael Serrano.

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  9. Muchas gracias Natalia. La escucharé.

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